jueves, 10 de septiembre de 2009

CHARADA de Stanley Donen – 1963 – (“Charade”)


A la joven y guapa norteamericana Reggie Lampert no le va bien en su hastiante matrimonio y, por eso, tras tomarse unas vacaciones para esquiar en Megève, decide pedirle el divorcio a su rico marido, Charles Lampert, al volver al hogar que ambos comparten en París. Pero cuando llega a la capital francesa se encuentra con que éste ha sido misteriosa y brutalmente asesinado. Aunque ella no tiene la más remota idea de lo que ha ocurrido, pronto se ve seguida de cerca tanto por agentes de la Embajada de los Estados Unidos como por antiguos amigos de su marido que no le inspiran ninguna confianza. Sólo Peter, un apuesto aunque extraño galán al que conoció esquiando, se va a ofrecer para protegerla y ayudarla a averiguar qué es lo que está pasando. Pero ¿es él un hombre de fiar?

Cineasta, guionista, actor, bailarín y coreógrafo, Stanley Donen comenzó su andadura cinematográfica al lado de su amigo el también actor y bailarín Gene Kelly, junto al que dirigió algunos de los mejores y más famosos musicales de su época: “Un día en Nueva York”, “Bodas Reales”, su obra maestra “Cantado bajo la lluvia” o “Siempre hace buen tiempo”, musicales innovadores, esplendorosos y brillantes, llenos de glamour y de estrellas, de buen humor y con números inolvidables. Tras separarse sus carreras, fue Donen más afortunado que Kelly o, por lo menos, más personal (aunque este siguió dirigiendo y sobre todo actuando y bailando en otros geniales e imprescindibles musicales). Gran amante del espectáculo visual, fue uno de los grandes maestros del uso expresivo del color, del ritmo narrativo y de los gags cómicos, siempre sugerentes e ingeniosos y basados en el humor inteligente. Autor todoterreno y siempre versátil, siempre comercial y a veces acusado con cierta razón de hacer demasiadas concesiones a la galería, Stanley Donen tocó casi todos los géneros, a los que otorgó su personal toque colorista y su composición rítmica heredada del musical espectáculo: la comedia con “Bésalas por mi”, “Indiscreta”, “Una cara con ángel”, “Página en blanco”, “Bedazzled” o “Lío en Río”, el western musical con “Siete novias para siete hermanos”, el drama con “La escalera”, las adaptaciones literarias de clásicos y el cuento infantil-adulto con “El Principito”, el thriller con la comentada “Charada” y “Arabesco”, la aventura con “Los aventureros del Lucky Lady” y la ciencia ficción con “Saturno III”. Su carrera se fue apagando a finales de los años setenta con obras menores e incluso directamente mediocres y malas, algunas de ellas llenas de las mencionadas concesiones a lo facilón e incluso a la zafiedad pacata de un público poco exigente. Él mismo fue consciente de su decadencia y se fue poco a poco retirando del mundo del cine. Famosa fue su frase: “No se puede cantar siempre bajo la lluvia”.

Una de las mejores películas que rodó Stanley Donen tras separarse de Gene Kelly fue sin ninguna duda este magistral thriller que es “Charada”, thriller que mezcla influencias del puro suspense estilo hitchcockiano (al que homenajea) con el romance, la comedia, la acción y las aventuras constituyéndose, a principios de los años sesenta, como todo un collage de influencias en una época en la que este “género” no estaba de moda, por lo menos en las salas comerciales. Al puro servicio de la diversión y de hacer que los espectadores se devanen los sesos mientras se lo pasan en grande con el ritmo elegante y a veces frenético que regala, “Charada”, poseedora de unos diálogos llenos de agilidad y de ingenio y ambientada en una lujosa, brillante y romántica París, es todo un ejemplo de lo que debe ser el buen cine de entretenimiento, de calidad e inteligente, ejemplo que viene además protagonizado por un reparto de estrellas de ensueño en el que no sólo destacan dos esplendorosos y desternillantes Audrey Hepburn y Cary Grant (que mantienen una compenetración y tensión sexual digna de los mejores), sino un plantel de secundarios delirantemente genial conformado por Walter Matthau, James Coburn, George Kennedy y Ned Glass. Fascinante obra maestra del collage cinematográfico y película de culto donde las haya.

DEDICADA A ALHY POR SU MENSAJE DE HOY, QUE SÉ QUE A AUDREY NO PUEDES RESISTIRTE ;D

4 comentarios:

john mcclane dijo...

Genial obra hithcokiana y genial la combinación de Grant con Hepburn.

Sin duda es una de mis cintas preferidas.

Saludos!

Crowley dijo...

Tienes toda la razón con lo de Hitchcock, incluso hay quien me ha llegado a asegurar que era suya!!
Saludos

Alhy dijo...

¡Jajajaja! ¡¡¡¡Muchas gracias, nene!!!! ¡Dos dedicaciones en poco más de una semana, wow! Privilegiada y quasifamosa me siento :D

De nadas. En parte yo tambien te lo debía por el que tu me mandaste despues del engendro larsvontriano. Me estuve partiendo ruidosamente a altas horas de la notte (ademas de acompañarte en el feeling, of course). Me encanta la palabra horrenda como tambien la word castaña, para definir una pelicula. Partome :)

Pero vamos a lo que vamos: oséase a la peliscula. No me resisto a la Hepburn, pero al mejor Donen tampoco. Sabes que en mi altar siempre estará Singin' in the rain, y que Two for the road y Siempre hace buen tiempo, me encaaaaantan. Tengo pendiente, Bésalas por mi (¡que ilu cuando la descubri en megavideo, tan dada unicamente a los ultimos estrenos!).
Adoro a la pareja Hepburn-Grant. Es imposible tener mas charme y mas carisma. La pelicula es fascinante y catchy ya desde que se escucha por primera vez la pegadiza B.S.O. Se la hice ver a mi madre una vez y, para mi surprise, ¡le encantó! Estuvo pegada a la butaca y casi sufre una embolia cuando descubren "el misterio". Sólo le pongo una pega a tan hitchcockiana trama: ¿tantas cabezas pensantes y NADIE se da cuenta de la singuralidad de los sellos? Ais, ais, ais...

Espero tu post versión extendida impaciente ;)

Kisses charadianos y smseros ***

Alhy dijo...

Pd. Se me olvido decirtelo: que ilu me hizo que incluyeras Slumdog Millionaire en grandes bodrios. Cuando pienso en ella, la tirria retroactiva contraataca. ¡Jajajaja! Ais, cuantas miradas taladro y encendidas discusiones he sufrido por ella. Y las que me quedan...