El joven George Custer llega a la prestigiosa academia militar de West Point para comenzar su carrera en el ejército de su país, los Estados Unidos. Guapo, arrogante, presuntuoso, juerguista e indisciplinado, Custer pronto tiene problemas con sus superiores. Sin embargo, pronto también destaca como uno de los cadetes más valientes y entregados de su promoción. Su nombre va a pasar a la gloria tanto en la Guerra de Secesión como en la lucha contra los indios, conflictos que le van a transformar en un héroe para su patria.
Artesano del séptimo arte por excelencia, Raoul Walsh fue uno de los directores más solventes del Hollywood clásico, cultivador de toda clase de géneros en más de un centenar de películas en un tono de cine espectáculo. Retratista del pensamiento del pueblo americano, fue un maestro de la narrativa comercial artística, gran innovador del ritmo y del montaje de la acción y economista narrativo sin igual. Su obra, como dije de todo tipo, fue una de las más eclécticas de los USA de su época, mezcla de comedia irónica y fina y drama emotivo y visceral de aires trágicos clásicos, cargado a menudo de lirismo y poesía de grandeza, de violencia y de epicismo a partes iguales, de brillantez por un lado y de cierta suciedad limpia y precisa por otro. Realizó filmes muy patrióticos junto a otros realmente empapados de oscura crítica social a la Norteamérica de los sueños caídos. A veces se mostró amargo en su filosofía vital, otras extraordinariamente optimista y vitalista. Eso sí, siempre se mostró aventurero y fervoroso por vivir. Como otros tantos (De Mille, Wyler, Hawks…) fue acusado Walsh injustamente y sin piedad de academicista y de poco personal, de poca ambición intelectual e incluso de vendido a la industria (como si fuera él el primero que lo hubiera hecho alguna vez que otra). Muchos simplemente le envidiaron porque conectó siempre con el público y no perdió su personalidad artística. Grandes obras que lo demuestran nos dejó: aventuras con “El ladrón de Bagdad” y “El mundo en sus manos”, dramas con “La frágil voluntad”, “Bajo presión”, “Gentleman Jim”, “El hombre que yo amo” y “La esclava libre”, westerns con “La gran jornada”, “Murieron con las botas puestas”, “Juntos hasta la muerte”, “Tambores lejanos”, “Camino de la horca”, “Historia de un condenado”, “Fiebre de venganza”, “Rebelión en el fuerte”, “Los implacables”, “Un rey para cuatro reinas” y “Una trompeta lejana”, comedias con “El arrabal”, musicales con “Artistas y modelos”, películas negras con “Los violentos años veinte”, “El último refugio” y “Al rojo vivo”, bélicas con “Objetivo Birmania” y de piratas con “El hidalgo de los mares” y “El pirata Barbanegra”.
Con “Murieron con las botas puestas” volvemos a la polémica que se suscita de manera incansable en obras como la de Griffith, Eisenstein, Riefenstalh o Kazan. Vuelve a entrar en conflicto la maestría técnica que desprenden todas ellas con el mensaje que intentan trasmitir. En “Murieron con las botas puestas” se narra la vida y obra del famoso General Custer, que, interpretado por un genial y encantador Errol Flynn (que viene acompañado de una inolvidable Olivia de Havilland) aparece representado como un galán heróico y patriota cuando todos sabemos que fue un de los más grandes genocidas que dieron los USA de su momento; uno de los asesinos masivos y sistemáticos de indios más despiadados y crueles de toda la historia de los Estados Unidos. Igualmente, se puede observar que a su vez los mencionados indios son violentas bestias sin alma que matan hombres blancos porque sí. Da la completa sensación en "Murieron con las botas puestas" de que son ellos los que están invadiendo el continente norteamericano para usurparlo a los verdaderos invasores blancos. Sin embargo, y a pesar de esto, la película, una impresionante aventura poética (creada con objetivos ciertamente propagandísticos al acercarse a los USA la Segunda Guerra Mundial), no deja de ser una obra maestra del cine épico de todos los tiempos, y no deja de estar llena de escenas fílmicamente memorables y de momentos para el recuerdo. Como la racista “El nacimiento de una nación”, las panfletarias “El acorazado Potemkin” (comunista) o “El triunfo de la voluntad” (nazi) o la supuesta obra del chivato “La ley del silencio”. ¿Qué piensan ustedes?
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