El obrero Filip Mosz compra una cámara Super 8 para grabar los primeros pasos de su bebé y otros momentos familiares. Cuando se enteran en su empresa, sus superiores le piden un favor: que se dedique a grabar para ellos sus grandes momentos, banquetes, eventos, cierres de acuerdos, presentaciones… Filip accede y empieza a trabajar en algo que le llena. Sin embargo, pronto tiene problemas: Filip quiere capturar la realidad en toda su verdad con su cámara. Y esto su empresa no piensa permitirlo.
A pesar de su corta filmografía, Krysztof Kieslowski es uno de los directores polacos más reconocidos e importantes de las últimas décadas. Tras estudiar en la escuela de Lodz, inicia su andadura en el séptimo arte trabajando para la televisión, en la que permanece muchos años y en la que rueda una gran parte de sus obras: cortometrajes, documentales, programas dramáticos y los largometrajes “Pasaje subterráneo” y “Personel”. Tras ellos, debuta para la gran pantalla con la genial “La cicatriz”. El cine de Kieslowski es muy pausado y contemplativo, intimista y muchas veces minimalista. Suele narrar conflictos cotidianos de personajes completamente normales con los que cualquier espectador se puede identificar sin problemas y cuyos padeceres son mostrados a través de primeros planos de sus rostros y sus gestos. Kieslowski da la libertad total a su cámara, que es una expositora, no una jueza. Kieslowski plantea preguntas sin parar, pero no las responde: las deja en el aire para que el espectador de su propia opinión sobre lo que ha visto. Ha tratado así el amor, la amistad, la muerte, la lucha de hombres en solitario contra una sociedad opresiva, la traición, el tiempo, el metacine, los ideales perdidos y recuperados, la redención, la búsqueda de algo no determinado… Un elemento de crucial importancia en sus tramas es el azar, que por sí solo da nombre a una de sus películas y que articula casi todas sus tramas determinando las vidas de sus seres. Sus primeras producciones presentan un acabado visual sobrio y sencillo que se constrasta con el preciosismo de las últimas, que ha sido criticado por muchos y acusado de manierista. En sus primeras películas Kieslowski buscaba agitar moralmente a una Polonia convulsa y oprimida, a la que criticaba con ojo agudísimo. En sus útlimas películas el contenido social se fue perdiendo para centrarse más en las puras relaciones personales. Pertenecen a la primera etapa “La cicatriz”, “El amateur”, “El azar”, “Sin final” y su célebre “Decálogo”, una colección de diez cortos y largos sobre los Diez Mandamientos, aunque con una supuesta interpretación laica. Después de esta colección, Kieslowski se instaló en Francia, en donde comenzó su segunda etapa, más criticada y compuesta por “La doble vida de Verónica” y por la “Trilogía Tres Colores”, dedicada a la libertad, la igualdad y la fraternidad: “Azul”, “Blanco” y “Rojo”. Tras presentar “Rojo”, Kieslowski abandonó el cine para llevar una vida retirada dedicada a la lectura y a la reflexión. La muerte le sorprendió inesperadamente a los 55 años en 1996.
“El amateur” es una de las obras más lúcidas de Krysztof Kieslowski, una reflexión sobre el cine desde el cine y sobre su poder para la lucha social y un vapuleo brutal a la sociedad polaca de su momento. En ella, en el estilo sobrio de la primera etapa del autor (en mi opinión la mejor) conocemos la historia de un obrero cualquiera, un trabajador que, tras comprar una cámara para uso doméstico, es requerido por su empresa para rodar documentales sobre sus eventos especiales. La vida le empieza a ir mejor que a otros trabajadores: es el niño bonito de los jefes. Sin embargo, todo cambia de golpe cuando este obrero comienza a buscar algo prohibido: retratar la realidad tal y como es, en toda su crudeza y sin concesiones de ningún tipo. Ello incluye la explotación laboral, la tristeza de sus compañeros ante sus dramas cotidianos, la monotonía insufrible del día a día, los problemas de los minusválidos trabajadores, los accidentes laborales… La dirección, que se puede identificar con cualquier gobierno o empresa real, le manda inmediatamente dejar de grabar esta parte oscura de la compañía. Le censura. El trabajador se resiste, y la empresa aplasta su resistencia por la fuerza. En el genial desenlace que no revelo, al trabajador sólo se le ocurre hacer una última cosa con su cámara… “El amateur”, plagada de reflexiones sencillas y precisas sobre el arte, el cine, la falsedad y la lucha obrera, es uno de los más grandes y geniales alegatos a favor del compromiso social de los artistas de la historia del cine, además de todo un ejercicio de metacine comprometido y una critica brutal al uso de los medios de comunicación con objetivos manipuladores. No resultó en absoluto una película cómoda en la Polonia de finales de los setenta. Tal vez sea la mejor cinta de todas las de Kieslowski. Una película con retazos de documental que no ha perdido un ápice de actualidad.
2 comentarios:
Un artículo muy bien! Si desea ver lugares de rodaje Kieslowski, por favor eche un vistazo a Kieslowski's Filming Locations. Buen día.
Alexander Dyle
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