lunes, 18 de enero de 2010

ARREBATO de Iván Zulueta – 1979 – (“Arrebato”)


José Sirgado es director de cine de serie B, ha terminado su segunda película y se siente profundamente insatisfecho con su vida: sus relaciones con el séptimo arte no tienen nada que ver con lo que él había imaginado y ha roto tristemente con su adorada Ana, protagonista de su primera película. En medio de su crisis, Pedro, un extraño personaje, le envía un paquete con un contenido que le va a ayudar... O le va a perder. El mundo de José va a ser vampirizado por sus obsesiones: por el cine, por los personajes de sus películas, por las drogas, por sus relaciones personales y hasta por su propia cámara.

El recientemente fallecido (el pasado 30 de diciembre) cineasta vasco independiente Iván Zulueta es uno de los artistas underground más importantes de España. Pintor, fotógrafo, cartelista (para compañeros como Almodóvar, Garci, Borau o Gutiérrez Aragón) y decorador además de guionista y director de cine, es tremendamente alabado por su cinta independiente "Arrebato", tal vez la más importante de la historia de nuestro cine. Extremadamente poco prolífico debido a su carácter férreamente independiente, a lo tremendamente outsider de su filmografía y a los problemas que padeció con las drogas (fue durante muchísimo tiempo adicto a la heroína y prácticamente murió tratándose con metadona), Iván Zulueta ha llegado a permanecer décadas sumido en un casi total silencio cinematográfico e incluso en un cierto silencio social mientras, retirado en su casa de su San Sebastián natal, sus obras, gracias al boca a boca, a reediciones en DVD afortunadas (como la de "Arrebato", integrada en la colección de "El País"), a exposiciones aisladas y al milagro de Internet en los últimos años, se ha ido transformando en obra de culto. Iconoclasta experimentador incansable de la imagen y la narrativa, Zulueta únicamente dirigió los largometrajes "Un, dos, tres al escondite inglés" y "Arrebato", además del programa de televisión cultural undeground "Último grito" y numerosos cortometrajes.

Tras rodar numerosos y personales cortometrajes en super-8 y debutar en la gran pantalla con la delirante comedia underground "Un, dos, tres al escondite inglés", realizaba Iván Zulueta a finales de los años setenta, coincidiendo con la gran apertura de España tras la dictadura y con llegada de la Movida Madrileña, su gran obra de culto y tal vez la película independiente española por excelencia: "Arrebato", un ejercicio de nuevo underground adscrito completamente al arte más marginal (más incluso que las primeras obras de Almodóvar) que, a pesar de estar destinada a un público claramente minoritario, logró estrenarse a partir de 1980 en algunas salas de Madrid y de Barcelona. La obra, fieramente experimental y transgresora, alejada de cualquier moda imperante y rodada con cuatro duros, era un retrato generacional surrealista y desquiciado de los jóvenes del momento y, sobre todo, un estudio violento y obsesivo sobre la naturaleza del cine (y de cualquier arte), del propio creador de arte (¿Es el mismo director Pedro o José Sirgado? -hagan sus apuestas-), de la infancia (y del retorno a la infancia) y sus espectros y de la acción vampírica que ejerce la obra de arte sobre el artista, acción vampírica que se extiende a la mencionada infancia, a las relaciones personales de cualquier tipo y por supuesto a las drogas que nunca abandonaron a Zulueta. Tremendamente simbólica e inquietante, llena de metáforas visuales, de tensión y de geniales diálogos y con una atmósfera malsana y onírica y unos personajes para el recuerdo (Will Moore está de pura pesadilla, al igual que Eusebio Poncela y Cecilia Roth), está "Arrebato" plagada de significados ocultos que aun no aparecen completamente resueltos y sobre los que su propio autor no dice nada claro. Podríamos ver mil veces la película y siempre encontraríamos algo nuevo que descubrir. Después del accidentadísimo rodaje de este filme (el presupuesto final superó al inicial con creces, muchos técnicos se marcharon dejando la cinta a la mitad, la mayor parte del equipo de sonido abandonó el proyecto dejando colgado al director -por lo que la obra tuvo que ser redoblada por amigos de Zulueta como el mismísimo Pedro Almodóvar realizando un falsete-, las peleas con el productor fueron antológicas etc.), Zulueta, ya adicto a la heroína, pareció bloquearse artísticamente cuando, además, "Arrebato" no tuvo éxito de público y duró dos semanas en la cartelera antes de ser pasada a la entonces marginal sesión golfa. Sin embargo, el retiro del creador del filme no hizo sino consagrar su escasísima obra como obra de culto, especialmente cuando de una forma u otra se comentó que, como sus personajes, él mismo había sido de una forma u otra vampirizado por su arte. Hoy, tras esta triste historia, Iván Zulueta tiene por suerte el lugar que se merece en la historia de nuestro cine. Una pena fue su retiro prácticamente de por vida.

2 comentarios:

Alhy dijo...

Tal vez se la pida a Pablo, el compi de trabajo de mi tia del que llevo abusando durante años (aún le debo las 4 temporadas de Lost, de las que me cuesta horrores desprenderme). Me siento hasta guilty por no haberla descubierto aún.

¿Cómo va esa salud? Better? Espero que síp :)

¿Has acabado Roma?

El ciberspace blogil y fotologuil está mueto. Que rabia me da comprobar que la gente actualiza más el feisbuk que el blog.
Por cierto, ¿son imaginations mias o te da mas pereza postear en el blog que en el flog, nene? Easy, easy, repetir que visitar no haré ;)

Ayer me tragué un trozo de los golden globes. Sólo dos words: never again!

Kisses arrepentidos ***

Rogelio dijo...

Gracias por el post. Acabo de descubrir este blog a través del de mi primo Javi (elceluloiderosa.blogspot.com).

Vi "Arrebato" tentado por muchas críticas, buenas y no tanto, pero la mayoría fascinadas por el cine de Zulueta,... y tuve que volver a verla una vez más, sin compañía, para empaparme bien, y he de reconocer que fue una experiencia magnífica sentir ese poder de abstracción que sólo artes como el cine pueden regalar en el salón de tu casa.
Abrazos.