miércoles, 6 de enero de 2010

LA CAZA de Carlos Saura – 1965 – (“La caza")


José, Luis y Paco, tres amigos de la juventud, se reúnen en un coto propiedad del último de ellos para pasar un tranquilo día de caza. Les acompaña el joven Enrique, el yerno de Paco, ajeno al grupo. Ninguno de los tres amigos pasa por un buen momento en sus vidas y, en el coto en el que cazan conejos, hubo una cruda batalla durante la Guerra Civil. En este lugar yermo y terrizo, bajo el sol abrasador, los tres van a reencontrarse con sus viejos rencores y frustraciones, con los fantasmas de la guerra y con el hastío de la dictadura. Enrique va a ser el testigo de cómo las relaciones entre Paco, José y Luis se degradan más de lo que ya lo están a pesar de las apariencias.

Cabeza de la "nueva ola" española de los años sesenta, Carlos Saura, fotógrafo famoso antes que cineasta, es un excelente director de actores y actrices, un gran credador de ambientes (maestro de la utilizacion expresiva del color) y, sobre todo, un gran crítico de la condición humana y concretamente de la condición española. Su cine, de actitud anárquica e inconformista, ataca casi sistemáticamente a la sociedad burguesa, a la dictadura franquista en sus inicios y revisa sin cesar la historia de España en su momento reciente, especialmente la Guerra Civil, que le dejó una huella indeleble. Deudor reconocido de Luis Buñuel en algunos aspectos (el surrealismo mancha bastantes de sus peliculas), Saura fue un maestro en utilizar el simbolismo y la metáfora para criticar a la sociedad de su tiempo esquivando a la censura. Grandes obras de su primera etapa son "Los golfos", "Llanto por un bandido", "La caza", "Peppermint Frappé", "La madriguera", "El jardín de las delicias", "Ana y los lobos", "La prima Angélica", "Cría cuervos", "Elisa, vida mía" o la social tardía "Deprisa, deprisa". Por desgracia (desde mi punto de vista), fue éste otro de los cineastas que, con la llegada de la democracia, fue dejando de cultivar el cine combativo de sus inicios. En su caso particular, ha caído en un manierismo estético (él mismo lo ha llegado a reconocer alguna vez) de aura poderosamente española que, si bien no deja de ser hermosísimo, se ha alejado de la crítica social y política de sus primeros tiempos para centrarse en el puro arte por el arte en muchas ocasiones ("Bodas de sangre", "Carmen", "El amor brujo", "El Dorado", "La noche oscura", "Ay, Carmela", "Sevillanas", "Flamenco", "Tango", "Buñuel y la mesa del Rey Salomón", "Salomé"...). Es cuestión de gustos, supongo, porque lo cierto es que muchos de los nuevos filmes de Saura son preciosos visualmente y grandes adaptaciones del ballet y del teatro mundial excelentemente llevadas a cabo. Sin embargo, yo echo de menos su primera etapa.

"La caza" fue la tercera película de Carlos Saura y su primera gran obra maestra, una película que se vale de un hecho cotidiano propio de la burguesía española del franquismo y de hoy en día también (un simple día de caza entre amigos y colegas) para volver sus pasos sobre la Guerra Civil, la dictadura de Francisco Franco y sus causas y consecuencias de una manera velada, metafórica y simbólica, para escapar de la censura del régimen. Tres amigos de la juventud salen de caza junto a Enrique (Emilio Gutiérrez Caba), el yerno de uno de ellos, y en un ambiente de campo yermo y de sol abrasador (maravillosa fotografía de este sobrecogedor y deprimente lugar), sus idionsincracias se desatan y, con ellas, los recuerdos de la guerra, sus ideologías, los viejos rencores y envidias, las frustraciones de todo tipo (políticas y sociales también, por supuesto) y los recuerdos de un cuarto amigo que se suicidó y que articula igualmente la trama. El espectador, de alguna manera, es el personaje neutral, Enrique. Clasismo, hipocresía, pobreza, la violencia, los horrores de la guerra (el campo en el que los protagonistas cazan fue un campo de batalla y lo sigue siendo de una forma u otra) y de la posguerra, la memoria y el olvido de los muertos (simbolizada en el esqueleto que es encerrado para siempre), la tiranía del dinero y de la posición social... Todo está en "La caza", que trasciende su momento histórico además para situarse en un plano absolutamente universal sobre la triste condición humana sometida a un estado de opresión de una u otra forma. "La caza" iba a llamarse en un primer momento "La caza del conejo". Sin embargo, la censura obligó a reducir el nombre a su estado actual por la supuesta mención al órgano sexual femenino. Los censores se quedaron en lo superficial: nadie supo ver lo que escondía, más allá de los "conejos", esta película decisiva de la historia del cine español de todos los tiempos.

1 comentario:

Crowley dijo...

Cinemagnificus, esta peli es como mi regalo de reyes por tu parte, porque es de mis preferidas del cine patrio. Una maravilla que si fuese de Fuller o Peckinpah estaríamos "cansados" de ver en los libros de cine del mundo.
Saludos