sábado, 25 de julio de 2009

MI VECINO TOTORO de Hayao Miyazaki - 1988 - ("Tonari No Totoro")


Las pequeñas Satsuki y Mei se trasladan a vivir al campo con sus padres, a una vieja y apartada casa situada en plena naturaleza junto a un gigantesco alcanfor milenario. Allí, mientras su madre se recupera de una enfermedad en el hospital, entablan amistad con los espíritus bondadosos del bosque: el enorme gato mágico Totoro, sus hijos, los duendecillos de carbón y el Gatobus, con los que jugarán sin parar en un mundo donde todo es posible.

Uno de los directores de animación más grandes de todo Japón es Hayao Miyazaki, que además es dibujante y guionista de cómics (uno de los más grandes también). Comenzó trabajando para la famosa Toei Animation, en donde colaboró en series míticas para televisión como “Heidi”, “Marco”, “Sherlock Holmes”, “Conan, el niño del futuro” o “Ana de las Tejas Verdes”. Allí conoció a Isao Takahata (director de maravillas como “La tumba de las luciérnagas”), con el que forjó una gran amistad y con el que también comenzó a colaborar en historias conjuntas. Ambos fundaron más tarde el Estudio Ghibli, que ha sido y es uno de los decisivos de la animación japonesa, llamado con mayor o menor acierto “El Disney de oriente”, famoso por agrupar y lanzar a grandes autores además de a sus propios creadores. Hayao Miyazaki ha realizado una obra inimitable e inigualable, personalísima, llena de acción y de lirisimo, ambientada en un universo fantástico propio de seres entrañables, de grandes aventuras poéticas, de apasionado romanticismo y de dilemas morales orientados tanto a niños como adultos (de ahí uno de sus memorables triunfos) que comprenden la amistad, el amor, la bondad, la tolerancia, la lucha inútil entre los hombres, la tecnología mal utilizada, la avaricia, el odio… Todas sus obras, de talante humanista y siempre optimista, están, además, impregnadas de un fuerte sentimiento ecologista y de mensajes de protección a la naturaleza, cuya imparable destrucción por parte de la humanidad es uno de los asuntos que más le preocupan a Miyazaki. Su primera película fue una genial aventura de Lupin III, “El Castillo de Cagliostro”, tras la cual adaptó un comic propio: “Nausicaa”. Después no pararon de llegar los éxitos y las maravillas: “Laputa”, “Mi vecino Totoro”, “Nicky, la aprendiz de bruja”, “Porco Rosso”, “La Princesa Mononoke”, “El viaje de Chihiro”, “El castilo ambulante” y "Ponyo en el acantilado", que ya se está estrenando en los cines. El Estudio Ghibli sigue en plena forma, como Miyazaki y todos sus autores, que ya han hecho soñar a generaciones enteras con sus inolvidables películas.

Pocas cintas más simples y a la vez más efectivas que “Mi vecino Totoro” existen. El argumento es completamente “cotidiano” (cotidiano/fantástico): dos niñas se mudan a una casa en el campo japonés profundo y se hacen amigas de los espíritus del bosque, que juegan junto a ellas mientras su madre está recuperándose de una grave enfermedad. Punto y final. Dediquese el espectador, sabiendo esto, a disfrutar de la historia minimalista que Miyazaki le propone: unos días de juego con esos seres de los sueños que siempre quisimos que, de niños, jugaran con nosotros. La animación es, simplemente, soberbia, con una fluidez y un realismo pocas veces visto antes, mientras que los decorados, pintados a mano, resultan deliciosamente evocadores y cargados de unas explosiones de colores que hacen que la naturaleza se escape de la pantalla. Todo un torrente de imaginación se despliega al servicio de los buenos sentimientos, del mensaje ecologista, de la diversión pura y desprejuicida y del “no argumento” como motor de la acción, "no argumento" que esconde tras su pasmosa y espontánea sencillez el gran drama cotidiano de la falta de la figura materna, drama que propicia un nuevo duelo (pero esta vez duelo lúdico) entre la realidad y la ficción o entre la realidad y los sueños. Seduce “Mi vecino Totoro”, seduce irremisiblemente, como todo en su creador, tanto a niños como a mayores. A los mayores, de hecho, les puede hacer volver a sentirse niños. Pueden comprobarlo y ya me dicen (si es que se sienten mayores). Éxito rotundo en Japón, en los Estados Unidos y en Europa, "Mi vecino Totoro" pasaría (su proptagonista) a ocupar el puesto de "mascota" del Estudio Ghibli.

1 comentario:

Crowley dijo...

Miyazaki es un genio y un maestro. Todo lo que hace, aunque no sea lo mejor que haga, es infinitamente superior a lo que hacen sus competidores (igual me ocurre con Satoshi Kon).
Gran película y un personaje mítico y carismático.
Gran reseña
Saludos