jueves, 13 de agosto de 2009

THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW de Jim Sharman – 1975 – (“The Rocky Horror Picture Show”)


Janet Weiss y Brad Majors forman una pareja cristiana un poco ingenua, aburrida y virginal que se quiere y que se respeta en lo amoroso y en lo sexual. Una noche de tormenta, su coche se avería cuando cruzan un oscuro y solitario bosque perdido. Allí, encuentran un viejo castillo al que acuden a pedir ayuda. Les recibe el extraño Doctor Frank-N-Furter y su séquito de monstruos, que les invitan a pasar la noche en su morada. La noche muy pronto se transforma en una loca y demencial fiesta donde Janet y Brad pierden sus rancios convencionalismos morales.

Película de culto donde las haya, “The Rocky Horror Picture Show” es uno de los grandes iconos underground y contraculturales de la cultura norteamericana del último siglo. Su leyenda comenzó con un musical del actor, cantante, músico y guionista Richard O’Brian (actor en obras como “Hair” o “Jesucristo Superstar”) que, dirigido por Jim Sharman y exhibido en 1973 el Royal Court Teatre de Londres, levantó inesperadas pasiones. Llegó a mantenerse en cartel nueve meses seguidos y alcanzó el podio de las obras de culto. Por supuesto, no se hizo esperar su versión para la gran pantalla de la mano de la 20th Century Fox y de los mismos Richard O’Brian en el guión y Jim Sharman en el guión y la dirección. Además, repitió en la adaptación casi todo el reparto original de la obra teatral. El filme, de igual título que la mencionada obra, terminó de confirmar el fenómeno: estrenado en Los Ángeles, fue un auténtico fracaso. Muy poco público acudió a los cines a ver “The Rocky Horror Picture Show”. Sin embargo, ese público fue fiel, muy fiel: repetía casi todas las noches en la misma sala, llegó a aprenderse de memoria los diálogos, las canciones y los bailes, coreó los temas y los bailó en vivo durante la exhibición y se acabó disfrazando de los personajes del filme en cada sesión e incluso realizando ceremonias de iniciación para los “vírgenes” que no habían visto nunca la película. Los productores idearon entonces una estrategia: colocar el filme en los circuitos de media noche de las salas alternativas y sin ni siquiera publicidad. El boca a boca hizo el resto. El fenómeno se repitió en las salas alternativas noche tras noche, que llegaron a convertirse en salas de puras fiestas desenfrenadas. Este fenómeno fue catalogado como Audience Participation, y no se ha vuelto a dar con tantísimo fervor como se dio con este filme, que tuvo una del todo inesperada vida comercial de un cuarto de siglo y que recaudó ciento cincuenta millones de dólares. “The Rocky Horror Picture Show” es una apología del sexo festivo y bisexual y de la diversión sin frenos en clave de comedia musical paródica del cine de terror y de ciencia ficción clásico. Por ello, no se libró de cierto escándalo en las clases más puritanas de los USA y hasta de Europa. La banda sonora y los números musicales son una leyenda más: inolvidables, evocadores y cargados de romántica festividad (la banda sonora no debe faltar en ninguna biblioteca musical que se precie). Los diálogos son geniales: rápidos, ágiles, inteligentes y cargados de referencias sexuales y culturales. El ambiente mezcla el goticismo más oscuro con el puro kitsch y el glam más loco. El argumento es delirante: una pareja virginal (típica pareja cristiana beata norteamericana) se pierde en el bosque y acaba en un castillo poblado de monstruos perversos que los convierten en unos pervertidos ávidos de sexo y fiestas. Se mezclan sin prejuicios en “The Rocky Horror Picture Show” todos los asuntos recurrentes del cine clásico de terror, de ciencia ficción y de serie B: los vampiros, el mito de Frankenstein, los alienígenas, los científicos locos y megalómanos, las máquinas de destrucción, los ovnis, los mayordomos jorobados, King Kong, los zombies, el travestismo, el hombre frente a sus instintos más primarios… El reparto termina de redondear la obra, encabezado por un grandioso Tim Curry como el Doctor Frank-N-Furter que canta y baila como nunca (lástima que Curry esté ahora tan devaluado) y por una genial Susan Sarandon en uno de sus primeros papeles (y que canta por primera y última vez en su carrera). Además, están secundados por un genial elenco en el que se encuentra, en un pequeño cameo homenaje, el músico Meat Loaf. El director de la obra teatral y de la cinta, Jim Sharman, no volvió a dirigir otra obra para la pantalla (o por lo menos no ha dado señales de haberlo hecho, porque no he encontrado su nombre por ninguna parte). Si por favor saben algo sobre él, coméntenmelo. “The Rocky Horror Picture Show”, un musical grandioso y muy infravalorado.

2 comentarios:

SeaMonkey dijo...

cuando vi por primera vez esta pelicula no lo podia creer. es una genialidad, una joya...

muy bueno el blog

saludos

Dr. Quatermass dijo...

Maravillosa, una de mis películas musicales favoritas, un delirio total con una música cojonuda. Solo me falta verla en 'performance' en esos cines de Londres o New York.

Saludos!