sábado, 22 de agosto de 2009

SHORTBUS de John Cameron Mitchell – 2006 – (“Shortbus”)


Shortbus es un local de Nueva York en el que personas de toda clase y condición se reúnen para hablar, divertirse y practicar sexo. Allí, se encuentran un grupo de hombres y mujeres desorientados: una pareja gay que está a punto de entrar en una terrible crisis; una pareja heterosexual en la que ella, que es terapeuta sexual, finge los orgasmos porque nunca en su vida ha tenido uno; un joven con el que la primera pareja está interesada en hacer un trío, un chico misterioso que se dedica a espiar a la primera pareja y una dominatrix emocionalmente inestable y que se siente muy sola. Entre todos van a intentar salir adelante y dejar a un lado sus miedos y sus traumas.

“Shortbus” es la segunda película dirigida por John Cameron Mitchell, del que comenté hace poco su debut, el genial musical “Hedwig and the Angry Inch”. En ella nos vuelve a narrar una historia de relaciones personales y de encuentros y autoencuentros sexuales y sentimentales, aunque esta vez el protagonista es coral. Está ambientada dentro y alrededor de un local de Nueva York llamado como el propio filme e inspirado en locales reales en el que gente de toda clase y condición se reúne para divertirse, para hablar de toda clase de asuntos y para practicar toda clase de sexo. Los actores y las actrices, reclutados entre personas no profesionales (muchos del mundo del arte underground), dan vida a un grupo de personajes emocionalmente perdidos en un mundo que cada día les resulta más extraño, especialmente tras los acontecimientos del terrible 11 de septiembre en su ciudad. Una de las particularidades que más ha dado fama y polémica a esta cinta ha sido la de sus escenas de sexo: sus intérpretes las consuman absolutamente todas y la cámara las capta con el más minucioso detalle. En mi opinión, aunque imprimen una cierta personalidad y atrevimiento al conjunto de la obra, no son lo más importante: a través del sexo real que los personajes de Cameron Mitchell practican descubrimos sus confusos y atormentados mundos interiores, y también a través de este mismo sexo real ellos se redimen, se encuentran a sí mismos o encuentran las razones para vivir o la manera de superar sus malas etapas. Estos personajes son una pareja gay que se quiere con locura pero que está a punto a ser asaltada por una brutal crisis a causa del tormento de uno de ellos; una pareja heterosexual en la que la mujer, psicóloga especializada en sexo, finge todos los orgasmos; un joven que se presta a hacer un trío con la primera pareja y que a partir de ahí establece una relación especial con ellos, un misterioso chico que espía a esta primera pareja y una dominatrix inestable que se siente muy sola. “Shortbus” es, en mi opinión, una película esencialmente sobre sentimientos muy diversos con una visión del referido sexo como elemento salvador, sexo que aparece tratado con una gran dignidad y respeto y que, a pesar de mostrarse en todo su esplendor y sin censurar absolutamente nada, no resulta en ningún momento efectista ni da la sensación de estar concienzudamente preparado para escandalizar (y por otra parte tampoco creo que sea tan abundante como comentan). Uno de sus puntos fuertes de la cinta son sus excelentes diálogos, y estos abarcan una gran variedad de asuntos, tratados algunos fugazmente, eso sí: sexo, sentimientos, relaciones humanas, arte variado, traumas que condicionan toda una vida, destierros emocionales, soledad, decepciones, miedo al futuro… Se incluyen en ella hasta menciones a asuntos de política (especialmente en el contexto post 11 de septiembre en el que el filme se sitúa). Todos los temas desembocan en un mensaje pacifista y a favor del sexo y del amor, considerados un motor de la vida. La dirección es ágil y el estilo lleno de colorido y con ciertos toques de musical (la banda sonora es excelente). También, una vez más, Cameron Mitchell incluye unas originales y preciosas escenas de animación en su filme. Por supuesto, “Shortbus” ha encantado a unos y ha desquiciado a otros.

¿Creéis que es una película pretenciosa o que únicamente busca escandalizar? ¿Creéis que John Cameron Mitchell utiliza escenas sexuales explícitas porque realmente tiene poco que contar?

2 comentarios:

Dr. Quatermass dijo...

La voy a buscar, no la he visto, pero "Headway.." le da crédito. Ya te explicaré.

Saludos

Demóstenes dijo...

Me bajé la película después de que hablaras de ella, no te negaré que lo de que tuviera sexo explícito me lamó la atención xD, aunque la de "Hedwig and..." me gustó mucho ya en su momento.

La película me ha encantado. Contiene sexo explícito, pero no es que resulta muy excitante. La escena inicial de presentación es quizá la más fuerte, porque incluso se graban dos eyaculaciones. Pero aún así es lo curioso, así como está grabado no resulta excitante, o no demasiado.

Realmente es una gran película.