miércoles, 14 de octubre de 2009

LA JUNGLA DE CRISTAL de John McTiernan – 1988 – (“Die Hard”)


John McClane, policía de Nueva York, viaja en Navidad a Los Ángeles para visitar a su mujer, que trabaja en una empresa ubicada en el imponente rascacielos Nakatomi Plaza. El edificio está desierto salvo por un pequeño grupo de empleados que celebran las fiestas. Ocurre algo entonces: una banda de terroristas se adueña del lugar y logra engañar a la policía para que les dejen campar a sus anchas. John McClane, cuya presencia los invasores desconocen, se va a enfrentar a ellos desde las sombras con la única ayuda de Al Powell, un agente algo patoso pero valiente al que nadie toma en serio.

En la década de los ochenta y en la primera mitad de la de los noventa, el género de la “acción moderna” vivió su edad dorada, desatado por las frescas y geniales primeras obras de autores como James Cameron, Richard Donner o John McTiernan, uno de los directores claves del género y uno de los que, por desgracia, más bajo ha caído con los años, como el propio género. El cine de acción, ese tipo de cine de entretenimiento tan efectivo y denostado (en parte por culpa de lo devaluado que ha quedado hoy) no fue siempre como es en la actualidad: utilizando una historia extremadamente simple como excusa, enfrentaba al espectador con un espectáculo frenético de efectos especiales y de escenas trepidantes montadas de manera inteligente y rodadas en un estilo artesanal que a veces incluso resultaba personal. Las dos primeras entregas de “Terminator”, “Aliens. El regreso”, “Depredador”, la saga de“La jungla de cristal”, “Los goonies”, la trilogía de Indiana Jones…Eran todas películas que, herederas del cine de Alfred Hitchcock (especialmente de obras maestras como “Con la muerte en los talones”), del cine de catástrofes, del cine de acción de Hong Kong, del terror clásico, de la serie B, del western y de las aventuras, entre otros géneros del Hollywood dorado y de más allá, únicamente buscaban divertir, aterrorizar, hacer pasar un gran rato frente a la pantalla. Lo conseguían con creces, y no trataban a los espectadores como estúpidos, tal y como ocurre hoy. Algunas, como las de James Cameron, hasta presentaban personajes e historias con una cierta hondura. John McTiernan era un director que sabía, sobre todo, imprimir ritmo, frescura y buen hacer a sus películas. Sin ningún tipo de pretensiones (salvo algún mensaje ecológico y alguno que otro patriotero) fusionó los más diversos géneros con las reglas elementales del cine de acción y logró que cada una de sus películas fuese distinta de la anterior pero con la misma estructura y las mismas reglas internas: aventuras con un toque de humor y otro de violencia de personajes de trazo simple pero no simplones. Su cine comercial era cine comercial con mayúsculas. No era, evidentemente, un Howard Hawks o un John Huston, pero sí un Richard Donner (otro que también ha caído en desgracia en los últimos tiempos). Debutó con una película de terror: “Nómadas”, a la que le siguieron dos obras cumbres del cine de acción; “Depredador” y “La jungla de cristal”, dos iconos de su década. Después llegó el thriller bélico “La caza del Octubre Rojo”, la aventura ecológica “Los últimos días del Edén” y la parodia de las películas de acción “El último gran héroe”, una película que fue un fracaso de taquilla y que para unos es una obra genial e infravalorada y para otros un fracaso artístico y hasta pretencioso. Tras ellas, McTiernan se movió entre buenas cintas y grandes bazofias: la divertidísima “La jungla de cristal III: La venganza”, el anodino remake “El secreto de Thomas Crown”, la divertida película de aventuras “El guerrero nº13”, el nuevo y repulsivo remake “Rollerball” y la flojita “Basic”. ¿Volverá este director a regalar una obra comercial como las de su primera etapa?

“La jungla de cristal”, basada en la novela de Roderick Thorp “Nothing last forever”, es una de las más importantes sagas de la historia del cine de acción y su primera entrega es una de las películas decisivas de este cine durante su mejor década, la de los ochenta, junto a obras como “Acorralado”, “Depredador”, “Robocop”, “Arma letal”, “Arma letal II”, “Aliens. El regreso” o “Terminator” (en los noventa vendrían otras tantas geniales como “Terminator II” o las propias secuelas de esta cinta que nos ocupa, aunque el género comenzaría a decaer definitivamente hundido por una sobredosis de calcos mediocres de estos clásicos). “La jungla de cristal” fue concebida inicialmente como la segunda entrega de la exitosa “Comando”, aunque tras la negativa de Arnold Schwarzenegger a volver a protagonizarla se optó por rodar una película independiente. El encargado de dirigirla fue el entonces destacado y hoy por desgracia tremendamente devaluado John McTiernan, y el actor elegido para dar vida al protagonista fue Bruce Willis, que tras ella pasó a convertirse en una de las grandes estrellas de Hollywood. Su personaje, el policía John McClane, un héroe a su pesar cínico, irónico, malhablado y de fondo bondadoso se convirtió en un icono de culto que ya forma parte de la historia del cine norteamericano. Mil veces imitada y con sus raíces bien ancladas en las películas de policías “sucios” clásicas y en el cine de catástrofes (los cuales revisita y moderniza ligeramente), “La jungla de cristal” narra la historia del referido policía, que ha de enfrentarse a la banda terrorista que ha tomado el rascacielos en el que trabaja su mujer y que, prácticamente solo (únicamente le ayuda un policía algo torpe pero valiente interpretado por Reginald Veljohnson, al que veríamos como padre de familia en la serie “Cosas de casa”) termina con ella empleando sus propias armas y utilizando el solitario edificio como una más. La acción es incesante, vertiginosa, brutal y espectacular como pocas veces se había visto antes: un festival de explosiones, peleas, disparos y sangre imparable y que, sin embargo, no es el protagonista absoluto (como tristemente suele ocurrir), ya que la trama, muy bien desarrollada y con gran pulso, mantiene el interés desde el principio hasta el final. Willis entrega una genial interpretación, al igual que hace un excelente y tremendamente carismático Alan Rickman como el villano de turno. “La jungla de cristal” fue uno de los mayores éxitos de toda esa década que terminaba. Lo mismo le ocurrió a sus hasta ahora tres secuelas (de irregular calidad ya aunque aceptables en su conjunto).

3 comentarios:

Cinemagnificus dijo...

Perdonad si no os firmo ultimamente, estoy haciendo un curso de ingles en Irlanda y no tengo mucho tiempo (estoy actualizando con material que ya tengo escrito). En Diciembre vuelvo a Espanha y volvere a firmar mas a menudo, I promise :)

Demóstenes dijo...

Yo me considero un gran amante del cine de acción, del bueno, claro xD. Y estas pelis molan.

Pero si comentaba, era para reclamar "El último gran héroe" como una de las últimas buenas obras que protagoniza el bueno de Chuche! A mí me encantó cuando la vi de pequeñito y aún me sigue gustando cuando la veo ^^

Möbius el Crononauta dijo...

Genial película, de acción, sí, pero muy grande. Hasta Billy Wilder tuvo palabras buenas para ella.

John McLane rules!