martes, 27 de octubre de 2009
ROCKNROLLA de Guy Ritchie – 2008 - (“RocknRolla”)
La vida del poderosísimo y orgulloso señor del crimen y del mundo inmobiliario Lenny Cole, que se autoproclama dueño de Londres, está a punto de cambiar y de sumirse en el caos más absoluto. Cuando comience a negociar con otro poderoso señor del crimen proveniente de Europa del Este y desaparezca un cuadro que éste le presta argumentando que es un cuadro de la suerte se le van a echar encima un grupo de delirantes personajes de toda clase y condición a los que tendrá que poner a raya para demostrarles que él es quien manda en la ciudad. Lenny, sin embargo, se va a enfrentar a algo peor que todo esto: su odiado hijastro, una estrella del rock adicta a las drogas que todos creían muerta, está vivito y coleando... Y también quiere su parte del gran pastel.
Guy Ritchie vuelve a repetir, una vez más, la fórmula que lleva diez años repitiendo (la de “Lock & Stock”, “Snatch” y parcialmente “Revolver”) para volver a presentar una película efectiva y muy divertida en la que vuelve a retratar con muchísimo humor negro (y a veces directamente sádico) los bajos fondos de un mundo urbano mafioso y criminal delirante (Londres en este caso) en el que todos compiten contra todos y con todo tipo de armas por llevarse un buen trozo del gran pastel inmobiliario (Ritchie, casi por primera vez desde la vapuleada “Barridos por la marea”, hace un comentario social, aunque pequeño, en uno de sus filmes, para atacar al capitalismo desenfrenado y a la burbuja inmobiliaria que ha tenido buena parte de la culpa de la crisis en la que actualmente estamos sumidos). “Rocknrolla”, la primera entrega de lo que al parecer va a ser una trilogía, presenta, como es habitual, un personaje coral conformado por seres de todo tipo (desde el señor del crimen más poderoso hasta el mafioso de poca monta más chapucero) cuyos destinos van entrelazándose por medio del azar hasta desembocar en una tremenda y loca orgía de sangre y de disparos. El estilo es, por supuesto, videoclipero, y la estética muy ecléctica y cargada de interesantes efectos visuales (la escena del baile es genial, la mejor sin discusión), mientras que el ritmo es verdaderamente frenético y consigue que el filme se pase volando. Sin embargo, el gran mérito de “Rocknrolla” es, sin ninguna duda, el trabajo de su elenco actoral, que, dirigido como siempre por un Ritchie que sabe explotarlos como nadie por medio de unos personajes tremendamente carismáticos que se mueven entre la maldad y la ternura, brilla con luz propia: Gerard Butler, Tandie Newton, Mark Strong... Todos están geniales y, sobre todo, está soberbio un esplendoroso Tom Wilkinson que, haciendo del malo de la función, demuestra que es uno de los actores “mayores” modernos más personales. “Rocknrolla” es una película a todos los efectos personal y divertidísima. Eso sí, no estaría mal que Guy Ritchie CAMBIASE EL REGISTRO DE SUS HISTORIAS para variar, porque, aunque se le de muy bien la comedia de enredos criminal, lleva diez años rodando CASI LA MISMA película con personajes y actores diferentes.
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