domingo, 1 de noviembre de 2009

ALIEN. EL OCTAVO PASAJERO de Ridley Scott – 1979 – (“Alien”)


De regreso a La Tierra, la nave de carga Nostromo interrumpe su viaje y despierta a sus siete tripulantes. El ordenador central ha detectado una transmisión misteriosa, una forma de vida que late en un planerta cercano y que podría necesitar ayuda. Los miembros de Nostromo viajan a este planeta para investigar qué ocurre. Cuando vuelven sin haber encontrado nada reseñable salgo restos de una “civilización” o “culto” macabro y desconocido, un nuevo pasajero se les introduce en la nave… Un nuevo pasajero que empieza a asesinarlos de uno en uno.

En 1979 irrumpía en las salas Ridley Scott, después de la genial “Los duelistas”, con una de las más grandes obras maestras del terror y de la ciencia ficción de todos los tiempos: “Alien. El octavo pasajero”. Adaptación completamente libre de un escrito de Joseph Conrad (“La línea de la sombra”), “Alien”, cuento de horror gótico ambientado en el espacio profundo, cambió, gracias a la confluencia de los diversos artistas que en ella intervinieron, la concepción del cine de terror que se tenía hasta entonces o, por lo menos, la renovó, insuflando aire fresco al género del horror alienígena. Para comprender este soplo de frescura, hay que mencionar primero el “tipo de terror” que Scott optó por utilizar en su película: el terror basado en el poder la sugerencia, el terror de películas como “La semilla del Diablo”, “Tiburón” o la posterior “Al final de la escalera”. De hecho, “Alien” comparte con “Tiburón” el mecanismo para producir el miedo y la extrañeza en el espectador: no mostrar a la supuesta bestia asesina hasta el final del filme. El alienígena de “Alien”, como el gigantesco escualo de Spielberg en las aguas, permanece sumido en las sombras la mayor parte del metraje, escondido en esquinas impensables, al fondo de pasillos oscuros, en conductos de respiración. No es hasta el duelo final contra Ripley cuando se le muestra en toda su horrorosa totalidad. El espectador no sabe a qué se está enfrentando: de hecho Scott sólo da pequeñas pistas para ir presentando la amenaza oculta. Muestra a veces a veces una garra, a veces la cola, a veces sólo la cara, a veces su segunda boca… Se explota el miedo a lo desconocido de una manera soberbia, como pocas veces se ha hecho en el cine. Este alien, además, está diseñado por el célebre artista suizo H.R. Giger, que creó una bestia de líneas insinuantes y hasta sexuales que ya forma parte de los mitos clásicos del cine norteamericano. A esto le añadimos la nave gótica barroca en la que el alien y sus víctimas se mueven, una nave retorcida y lúgubre que es otro protagonista más del filme, casi otro asesino más, y un planeta macabro con insinuaciones de civilización ancestral delirante que hoy sigue poniendo los pelos de punta (por cierto que sigue siendo un parcial misterio la verdadera naturaleza de la momia extraterrestre gigante que se encuentra en este planeta, a pesar de que en algunos de los comics que esta saga ha generado se ha profundizado en esta misteriosa raza que al parecer es conocida como la raza de los Space Jockeys). Los trajes de los tripulantes y algunos diseños corren por otra parte de la mano del gran autor de comics Moebius. La trama, además, no se limita a la lucha contra el “octavo pasajero”, sino que propone una intriga extra con uno de los trabajadores de la nave, de extraño comportamiento y misteriosas intenciones. Otro punto más a favor de esta obra imprescindible es la inolvidable banda sonora, que crea un ambiente de extrañeza y opresión inigualable, junto, además, a un maravilloso reparto en el que encontramos a grandes como John Hurt, Ian Holm o Harry Dean Stanton junto a secundarios de lujo como Tom Skerritt, Yaphet Kotto o Veronica Cartwright (la niña de “Los pájaros” de Hitchcock). Sigourney Weaver es la sorpresa, la protagonista de la saga que entonces no era una actriz demasiado conocida pero que fue lanzada al estrellato de forma fulminante. Ridley Scott rodaría después de esta obra maestra otra más: “Blade Runner”, tras la cual proseguiría su carrera de manera ya siempre irregular (una lástima). La saga de los aliens tendría tres entregas más (hasta la fecha): “Aliens. El regreso”, maravillosa película de acción dirigida por James Cameron; “Alien III”, de David Fincher y “Alien. Resurrección”, de Jean-Pierre Jeunet, que resultaron más flojas pero que contenían momentos interesantes.

2 comentarios:

Crowley dijo...

Sin duda una de las grandes de la cinecia ficción junto con la segunda entrega. Inolvidable la primera vez que se ve la nave o al Alien.
Saludos

Möbius el Crononauta dijo...

Clásico inapelable.

Saludos