sábado, 26 de diciembre de 2009

CRISTAL OSCURO de Jim Henson y Frank Oz – 1982 – (“The Dark Crystal”)


Hace mil años el Cristal Oscuro se fragmentó y surgieron dos razas: los bondadosos y sabios Místicos y los malvados y pérfidos Skekses, que se hicieron con gran parte del mundo, parte que todavía hoy dominan bajo su terrorífica garra. El joven Jen es el último superviviente de los Gelfings, la raza a la que los Skekses exterminaron temerosos de que les derrocaran. Cuando su maestro Místico muere, le encarga una misión: encontrar el pedazo del Cristal Oscuro que se separó para acabar con los Skekses para siempre. Jen parte a la aventura de su vida. Encontrará grandes amigos, pero los Skekses también harán todo lo posible por acabar con él.

Jim Henson fue uno de los más grandes marionetistas que trabajaron en el cine y en la televisión. Sus criaturas, creadas por él mismo, de tela y de otros materiales, estaban dotadas de una movilidad y expresividad sin par en su momento y se movían en unos decorados cargados de imaginación y de gran capacidad evocadora que eran todo un prodigio de economía de espacio y de medios. Basadas en todo tipo de animales, personajes reales y míticos, seres de la mitología de todas las épocas y tiempos e invenciones propias, arrasaron con su carisma en las televisiones y cines desde los años cincuenta hasta principios de los noventa, cuando Henson murió (hoy todavía siguen siendo una gran fuente de beneficios gracias a nuevas cintas protagonizadas por ellas creadas por sus colaboradores y a su aún imparable merchandising). Las aventuras de los seres de Jim Henson estaban plagadas de situaciones cómicas adaptadas tanto para los niños como para los mayores, de ahí su gran éxito. Su humor era irónico y a veces algo canalla, y, en ocasiones, también negro y hasta cruel (especialmente en las películas “Cristal oscuro” y “Dentro del laberinto”, tal vez no aptas para niños de todas las edades), aunque siempre promovían sus historias valores humanos como la amistad, el amor, la tolerancia, la justicia... Gran amigo del irregular cineasta Frank Oz, que dirigió muchas de sus películas y que puso voz al célebre Yoda de “Star Wars”, comenzó su andadura en el show de cinco minutos “Sam and Friends”. Poco a poco, su imperio de marionetas se fue extendiendo cuando cedió algunos de sus muñecos al inolvidable programa educativo para niños “Barrio Sésamo”, en el que vimos a la Rana Gustavo, al Monstruo de las Galletas, a la Gallina Caponata, a Draco, a Epi y a Blas, a Elmo… En España y en América del Sur muchos cambiaron sus nombres originales (la Rana Gustavo, por ejemplo, se llamaba realmente Kermit). Para televisión, creó los exitosos programas “El Show de los Teleñecos” (“Los Muppets”), “El Cuentacuentos” y “Los Fraggle” (“Fraggle Rock”). Para la gran pantalla, dirigió personalmente dos geniales películas de aventuras: las mencionadas “Cristal Oscuro” y “Dentro del laberinto”. Los Teleñecos, por su parte, protagonizaron muchísimos filmes dirigidos por sus colaboradores: “La película de Los Teleñecos”, “Los Teleñecos conquistan Manhattan”, “La Navidad de Los Teleñecos”, “Los Teleñecos y la Isla del Tesoro”… Jim Henson murió en 1990, tal vez demasiado pronto. Su hijo Brian Henson es uno de los que conduce su compañía de marionetas hoy en día.

Muy conocido por haber aportado su inconfundible voz al famoso Yoda de la saga de “Star Wars”, Frank Oz es uno de los directores de comedias familiares comerciales más solventes de las últimas dos décadas, además de un gran titiritero. Comenzó su carrera en el mundo del cine trabajando precisamente para Jim Henson dando voz y movimiento a algunos de sus más famosos muñecos. Posteriormente, llegó a ayudarle con la dirección de algunas de sus películas más representativas. Dedicado esencialmente a la comedia (aunque ha incursionado en otros géneros), ha destacado por crear filmes habitualmente sin pretensiones más allá de divertir que han logrado su objetivo con creces en la mayoría de las ocasiones. De raíces costumbristas, sus creaciones, tremendamente sencillas, beben de variadas fuentes humorísticas para realizar constantes y simpáticas relecturas de ellas: el slapstick, el humor negro, el humor inteligente, el humor inglés, el humor social ácido, el humor brillante, la screwball comedy, la comedia de situaciones de las décadas de los treinta y cuarenta y hasta las películas de terror clásicas. En algunas de sus cintas se puede encontrar un irónico fondo de sátira social que en unas ocasiones resulta efectivo y hasta cierto punto trasgresor y que, por desgracia, en otras ocasiones no sale de lo habitual y de lo políticamente correcto. Su filmografía, que alterna grandes éxitos de taquilla con estrepitosos fracasos, es bastante irregular y siempre está nadando entre obras geniales y otras mediocres o fallidas. Debutó con sus maravillosos trabajos para Jim Henson “Cristal Oscuro” y “Los Teleñecos conquistan Manhattan”. Después llego la que es su mejor película: la comedia musical “La pequeña tienda de los horrores”, tras la que llegaron las nuevas comedias “Un par de seductores”, “¿Qué pasa con Bob?” y “Esposa por sorpresa”, el filme fantástico “La llave mágica”, las de nuevo comedias “In & Out” y “Bowfinger”, el thriller “The Score” y sus últimas comedias: “Las mujeres perfectas” y “Un funeral de muerte”.

“Cristal Oscuro” es, junto a “Dentro del laberinto”, una de las dos películas ya de culto que Jim Henson dirigió para la gran pantalla (aquí ayudado de su amigo Frank Oz). Aún hoy sigue sorprendiendo gratamente. Rodada a lo largo de cinco extensos años utilizando la mítica técnica de la animatrónica y usando unas marionetas de gran detalle y carisma en unos escenarios llenos de profundidad y de milimétricos detalles, narraba “Cristal Oscuro” una historia de aventuras de fantasía bastante común y sin sorpresas pero llena de encanto en la que los dos últimos miembros (hombre y mujer respectivamente) de una raza a punto de extinguirse tenían que salvar al mundo de otra raza maligna que también estaba al borde de la extinción. La acción no paraba un segundo de los 90 minutos que duraba el filme: se hacía una presentación rápida y casi esquemática de los personajes y todo se lanzaba al frenetismo, a las búsquedas, a las luchas contra monstruos, a las huídas, a los misterios. Los diálogos eran simples hasta decir basta, así como la trama, completamente lineal, mientras que el desenlace era muy predecible. Todo estaba ideado a conciencia para encandilar a los niños de la época (lo logró como ya lo logran pocos filmes) con una historia de amor y de amistad llena de buenos propósitos y con un mensaje positivo y propagador de valores humanos. Eso sí, el filme tenía unas efectivas dosis de extraño onirismo, de detalles tétricos y hasta violentos, de humor negro y de crueldad que, según muchos, no lo hacía apto para niños de todas las edades. Aún en toda su simpleza, “Cristal Oscuro” es, como la posterior “Dentro del laberinto”, una película de animación seria y de calidad, una pequeña joya de artesanía.

4 comentarios:

Lord Ghoultiérrez dijo...

Peliculón del quince, en efecto!! Y anda que la anterior... obra maestra absoluta. Estas obras se caracterizan por ser "exseleeentes" y no por su "insolensia" XDD

COOOPPPS!!!

Dr. Quatermass dijo...

Curiosamente nunca la ví, aunque me has despertado la curiosidad que tantas veces tuve cuando pasé ante ella decenas de veces en la era de los video-clubs. Siempre me tiraba para atrás el tema de las marionetas!.

Dentro del laberinto la he visto hace muy poco, y me sobran los video-clips y algunas otras cosas, pero tiene escenas muy buenas.

Saludos!

dvd dijo...

Siempre le he guardado un sitio en mi corazón infantil; porque recuerdo verla en su estreno en el cine Cristina de Sevilla y volver a los pocos días fascinado. No he vuelto a verla, y creo que es mejor, porque puedo quedar decepcionado...

Hernán dijo...

Muy buena, sin dudas (aunque no tanto como Laberinto). Spielberg le hace una suerte de homenaje durante el final de su última Indiana Jones, en la escena donde los extraterrestres comienzan a girar en círculo para luego fusionarse en una sola figura.

Saludos.