A Fielding Mellish le ha abandonado su novia Nancy, fiera e incansable activista política y social "de izquierdas". Por eso, para recuperarla e impresionarla, decide tomarse unas vacaciones en la pequeña y paradisíaca República de San Marcos, en donde el corrupto gobierno lucha día y noche contra la valiente guerrilla rebelde que se opone a él. Cuando esta guerrilla por fin toma el poder, su líder se vuelve misteriosamente loco… Y al nuevo gobierno se le ocurre entonces suplantarlo: Mellish es la elección perfecta para ocupar su puesto.
“Bananas” fue la segunda película que dirigió Woody Allen después de haber debutado (sin contar con “Lili, la Tigresa”) con “Toma el dinero y corre”. Su personalísimo estilo se va afianzando cada vez más. “Bananas” supone un nuevo paso hacia el ácido e inmisericorde humor irónico lleno de referencias culturales que le caracterizaría en el futuro. Aún conteniendo muchas escenas compuestas por gags puramente físicos y por diálogos de trazo grueso o directamente surrealistas o absurdos, ya apunta hacia un asunto de más enjundia que el de su anterior película: la crítica, brutal a pesar de aparecer en clave humorística, de las revoluciones y de las dictaduras que azotaban y aún azotan a muchos países de Sudamérica, así como la crítica al mundo “desarrollado” deshumanizado de los USA en aspectos como la violencia tranquilamente aceptada o el opio de la televisión. Dentro de estas críticas, también se hacen constantes referencias a otros de los asuntos que todavía le obsesionan a Woody: las relaciones amorosas y, aquí sobre todo, el sexo. El personaje se sigue asentando: es el protagonista del filme, por segunda vez, el hombre neurótico, tímido, apocado y mediocre de “Toma el dinero y corre” (interpretado por el propio Allen de nuevo), el hombre neurótico que se acaba involucrado en una empresa que se le escapa de las manos desde el primer momento: aquí una revolución y un tumultuoso y decepcionante cambio de gobierno. Este tipo de hombre sería el que protagonizaría ya casi todas las posteriores obras de su creador, que no es otro que este mismo hombre. Las referencias de “Bananas” a la Cuba de Fidel Castro son evidentes desde el primer minuto de metraje. Woody Allen disecciona con por momentos sádica ironía el proceso por el que una revolución en el nombre de ideas altruistas acaba instaurando, tras la victoria, un nuevo mecanismo tan opresor, tan corrupto y tan intransigente como el derrocado. Muchos criticaron a Allen por esto y hasta le acusaron de ir contra las revoluciones sudamericanas y a favor de los Estados Unidos (lo cual es totalmente falso, y no hace falta para asegurarlo más que comprobar como nuestro amado neurótico también ataca sin piedad a su país). La película, con un ritmo frenético que no encontramos en otras de su autor, si bien es divertidísima y delirante, no está al nivel de sus grandes obras, lo cual es también normal visto el nivel que alcanzó a partir de “Annie Hall”. No deja de ser, a pesar de esto, una comedia inteligente y canalla más que apreciable y cargada de memorables gags. Destacaría, por encima de todos, el de la paliza a la vieja del metro (podemos encontrar en ella a un joven Sylvester Stallone), lucidísima muestra en clave de negrísimo humor de cómo una sociedad de cobardes, para evitar mirar de frente a la violencia, se limita a ignorarla amparándose en sus quehaceres diarios. Es una escena realmente genial e irrepetible en toda la filmografía de Allen.
2 comentarios:
En esta pelicula sale como guerrillera latinoamericana amante de Woddy Allen la por entonces actriz y modelo NATI ABASCAL ,luego Duquesa de Feria,todavia hay gente qué se cree qué la 1ª actriz española en trabajar cón Woody Allen es Penelope Chup perdón Penelope Cruz en qué estaria pensando yo.
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