Hace siete años que Jorge renunció a su sueño de ir a la universidad porque su padre sufrió un infarto cerebral y él, para cuidarlo, tuvo que trabajar como portero del piso en el que viven en Madrid. Sin embargo, pudo sacarse, a pesar de todo, una carrera a distancia, y ahora busca un trabajo que le saque de la conserjería. Su vida cambia cuando Natalia, su novia de la adolescencia, vuelve a la ciudad tras estudiar una temporada en Alemania y cuando Antonio, su hermano, sale de la cárcel y le pide un favor: que le ayude a tener un hijo con Paula, una mujer a la que conoció allí. Para Jorge empieza una nueva etapa en la que tal vez pueda cumplir sus sueños. Mientras, su mejor amigo, Israel, descubre un oscuro secreto referido a su padre que también le cambia la vida.
Daniel Sánchez Arévalo únicamente ha dirigido hasta la fecha dos largometrajes: "Azuloscurocasinegro" y "Gordos".
“Azuloscurocasinegro” es la continuación de “Física II”, un excelente cortometraje de Daniel Sánchez Arévalo en el que el protagonista del filme, un Jorge entonces adolescente, se enfrentaba a una nueva etapa de su vida que se le presentaba llena de incertidumbre. Dos caminos posibles se abrían ante él: el de poder estudiar una carrera, su sueño, y el de heredar el puesto fijo de su padre como conserje en la portería de su piso. Todo dependía de la nota que sacase en el examen de recuperación de Física de Segundo de Bachillerato. Era septiembre, y si aprobaba, podría ir a la universidad. Si no, tendría que esperar todo un año más… Y su padre se jubilaba precisamente ese mismo año. Contra las cuerdas, Jorge, tras volver del instituto de ver sus notas, quemaba uno de los contenedores de la entrada de su casa. Las notas nunca se revelaron. Es este el punto de partida de “Azuloscurocasinegro”: Jorge quema el contenedor y su padre le descubre… Y ya la acción se traslada a siete años más tarde. Jorge ya ha terminado la carrera de Ciencias Empresariales, pero ha tardado esos siete años completos porque tuvo que compaginarla con el trabajo que no quería: el de la portería. Su padre se quedó postrado en una silla de ruedas tras sufrir un infarto cerebral y, con su hermano mayor en la cárcel, Jorge se vio obligado a cuidarlo y a aceptar el puesto que se le dejaba libre. Daniel Sánchez Arévalo, en el que es uno de los debuts más destacados del último cine español, retrata la desencantada existencia de una persona llena de sueños pero cuyas oportunidades de realizarlos han sido frustradas una tras otra por una vida de continuas desgracias. Con un trabajo que no le gusta, un padre impedido, un hermano en prisión y una gran falta de amor, Jorge vive deseando un traje que ve todos los días en una tienda cercana (y que adquirirá una gran carga simbólica cerca del desenlace) y soñando con el retorno de Natalia, su novia de la adolescencia, que está estudiando una temporada en Alemania. En un estilo costumbrista, extremadamente sencillo y por momentos poético, Sánchez Arévalo vuelve a retratar un nuevo momento en el que su querido personaje puede cambiar su vida. Natalia ha vuelto a Madrid, su hermano por fin ha salido de la cárcel y se le han presentado algunas oportunidades de conseguir un trabajo que le aleje para siempre del que actualmente desempeña. Además, conoce a Paula, una joven que su hermano ha conocido en prisión y que va a cambiar su manera de ver el mundo que le rodea. Junto él, su mejor amigo, Israel (alias Sean), descubre una historia oculta en su familia que le derrumba el mito de la figura de su padre y, a la vez, descubre también algo que nunca esperó sobre su orientación sexual. Ambos tienen que enfrentarse al paso ¿definitivo? hacia la madurez, ese paso que siempre tendremos que dar una y otra vez a lo largo de nuestra vida. Daniel Sánchez Arévalo logra que una historia de relaciones humanas sencillísima nos atrape de principio a fin. “Azuloscurocasinegro” no cuenta nada nuevo, pero lo que cuenta lo cuenta tan bien que la película resulta fresquísima, ágil y verdaderamente emotiva. Lo consigue sin recurrir a diálogos pedantes o a lirismo forzado, sin pretensiones, sin elucubraciones: sólo con su preciso pulso narrativo y con su sinceridad absoluta para con el espectador y para con sus carismáticos personajes. Consigue hacernos sonreír, y también emocionarnos. El drama de la vida frustrada de Jorge y de su titánica lucha contra todas las adversidades se aleja con sabiduría de tremendismos y de cualquier síntoma de tragedia rocambolesca para, con delicadeza, tratar de mostrar que, después de la oscuridad, siempre hay luces. La fotografía, en tonos “azules” y oscuros en muchas ocasiones, crea un ambiente de cierto tono onírico, aunque nunca lo fuerza. La banda sonora lo acompaña. Respecto a las interpretaciones, son muy destacadas y efectivas, tanto las de los secundarios (más conocidos en general) como la de los protagonistas, entre los que destaca Quim Gutiérrez como Jorge. Una ópera prima genial.
2 comentarios:
Hola, gran comentario de esta película imprescindible, a mi también me llegó mucho cuando la ví. No creo que "Gordos" esté a la misma altura pero creo que mantiene el nivel de una manera más que digna, teniendo también momentos muy buenos.
Un saludo!
Tiene un gran acierto y un gran error. El acierto es que los personajes te los crees, algo que no suele pasar en el cine español. El error es que empieza contando una cosa y termina siendo una película diferente, demasiado difusa...
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