domingo, 25 de abril de 2010

PINOCHO de Ben Sharpsteen y Hamilton Luske – 1940 - (“Pinocchio”)


Pinocho es un niño de madera al que una bondadosa Hada Azul ha dado la vida y al que ha hecho una promesa: si se porta bien con Geppetto, su viejo padre, el juguetero que lo ha construido, se transformará en un niño de verdad. Para hacerle su camino más fácil, el hada le ha dado a Pinocho una conciencia: el grillo Pepito, que velará por él y que le dará consejos para que sea bueno y responsable. Pinocho, sin embargo, muy pronto va a tomar el mal camino... Camino del que, sin embargo, va a aprender y que le va a transformar en un héroe para su padre.

Tras el enorme éxito de la magistral “Blancanieves y los Siete Enanitos”, Walt Disney fue lanzado, de manera definitiva, a las estrellas de la industria de la animación. El modo de producción de su empresa, The Walt Disney Company, lógicamente cambió: comenzaron a producir largometrajes con asiduidad, y el segundo de ellos fue otra adaptación de un cuento clásico. El turno era ahora de Carlo Collodi y de su obra “Pinocho”. Walt Disney ya no se puso en cambio tras la inmediata dirección de la película que nos ocupa. Y de ninguna más. Sin embargo, hasta su muerte en 1966 todas pasaron por su lupa: fue el supervisor de todo lo que en su compañía se creó, aunque encargó sus producciones a otros geniales animadores que, sin embargo, han quedado, muchos de ellos, olvidados (tal vez por no ser más que excelentes artesanos llevados por las manos maestras de otros). Eso ocurrió parcialmente con Ben Sharpsteen (director también de “Fantasía” y de “Dumbo”) o Hamilton Luske (director o co-director de maravillas como “El dragón chiflado”, “La Cenicienta”, “Alicia en el País de las Maravillas”, “Peter Pan”, “La Dama y el Vabundo” o “101 dálmatas”), que son los que a su vez dirigieron esta maravilla de la animación que es “Pinocho”, maravilla que sin embargo resulta, en bastantes de sus pasajes, poco adecuada para el público infantil, al que va dirigida. La obra original de Carlo Collodi es tomada sólo en parte para realizar un cuento moral con final feliz que advierte a los niños de que las obligaciones son lo primero y de que el exceso de ocio siempre es secundario y a veces hasta completamente nocivo. Pinocho es un niño de madera que, para ser de verdad, ha de portarse bien con su padre, el viejo juguetero Geppetto. La historia la conocemos todos ya, pero sus lecciones morales están por lo menos al mismo nivel de crueldad e incluso de violencia que las del cuento original de Collodi, que en absoluto era para niños y que mostraba escenas verdaderamente duras, al igual que este filme, uno de los más siniestros de toda la factoría Disney. Junto a la ternura y a la entrega de personajes bondadosos y altruístas como el Hada Azul, Geppetto, Pepito Grillo, el gato Fígaro o la pez Cleo, “Pinocho” tiene una de las galerías de villanos más estremecedoras de toda la filmografía de la mítica compañía: el Honrado Juan y Gedeón, dos animales embaucadores, crápulas y desconsiderados son todo un ejemplo de amistad traicionada, mientras que otros como el titiriteo Stromboli o el dueño de la Isla de los Juegos resultan verdaderamente diabólicos. La película además, en su afán de moralizar, recurre al terror, fácil de producir en los niños, con unas escenas durísimas que también logran estremecer a los mayores: la del encierro de Pinocho en la jaula a manos de Stromboli, la de la transformación de Polilla en burro (de pura pesadilla) o la de la ballena Monstruo estrellándose contra las rocas resultan, aún hoy, tremendamente impactantes. Las películas clásicas de Disney sirvieron para transmitir mensajes morales propios del “American way of life” a su público potencial, los niños y los adolescentes, y “Pinocho” es una de las que mejor ejemplifica este hecho. Dejando esto a un lado, la cinta es todo un prodigio de animación, de animación fluidísima, preciosa y llena de detalles. En este aspecto, como “Blancanieves y los Siete Enanitos”, es una maravilla y una obra de arte.

2 comentarios:

Atticus Grey dijo...

Coincido totalmente contigo. El nivel de calidad alcanzado con Blanca Nieves, Pinocho y Fantasía, se vería cuesta abajo con Peter Pan, Alicia en el País de las Maravillas, Bambi y Dumbo. De todos modos son películas excepcionales que se convierten siempre en referencia obligada cuando se hacen remakes innecesarios. A mí me siguen aterrando dos de las escenas que mencionas: Pinocho metido a una jaula y la conversión de "Polilla" en burro. Mención aparte merecen los temas musicales del filme, uno de ellos incluso ganador de un Oscar.

dvd dijo...

Maravillosa... Una de las tres o cuatro que merecen mucho la pena de la Disney...