domingo, 18 de abril de 2010

JOHN RAMBO de Sylvester Stallone – 2008 – (“John Rambo”)


Hace ya décadas que John Rambo se retiró de la vida militar. Sigue residiendo en Tailandia, en donde se dedica a la caza y a la venta de cobras. Aunque su vida es tranquila, Rambo no es feliz: la desilusión y el hastío le corroen. Un día, unos misioneros le piden que les lleve a un poblado de Birmania, país en el que se está llevando a cabo un brutal genocidio, para suministrar provisiones a los aldeanos. Rambo accede: les deja en el lugar y vuelve a su casa. Sin embargo, recibe al poco tiempo una terrible noticia: los han apresado y sus vidas corren peligro. Junto a un grupo de mercenarios, Rambo va a cruzar de nuevo la frontera. Y el guerrero que lleva dentro va a surgir otra vez.

Se pueden decir muchas cosas de Sylvester Stallone, pero no se le puede acusar de poco inteligente. Ya lo hizo con Rocky en “Rocky Balboa”, y lo volvió a hacer de nuevo con su otro gran personaje en “John Rambo”: arrasó en las salas con la nueva entrega de una saga que, a priori, estaba bastante muerta y, además, volvió desde mi humilde opinión a ofrecer un producto digno. Ambas películas están claramente destinadas a lograr el mismo objetivo: resucitar a un mito del cine de las pasadas décadas y a todo su universo tras muchos años de silencio (veinte en este caso) y hacerle un homenaje nostálgico. Como en la mencionada “Rocky Balboa”, en “John Rambo” (ambas comparten incluso el escueto nombre de su protagonista como único título) el propio Stallone es el director, el guionista, el protagonista y el productor. Él mismo se lo guisa y él mismo se lo come, y demuestra así una más que notable visión empresarial: cuando todos creíamos que ya estaba sumido en la más absoluta de las decadencias anclado en películas de segunda fila como “Get Carter”, “D-Tox” o “Driven” o en aislados papeles estelares en obras como “Spy Kids 3D”, ha sacado del olvido a los dos personajes que le hicieron famoso y ha sabido volver a hacerlos rentables y, además, y esto es muy importante, interpretarlos con respeto. “John Rambo” es una excelente película de acción en la que, por suerte, y a pesar de transcurrir en un lugar donde se está dando un genocidio real (olvidado por los medios, por supuesto), no hay ni un solo elemento patriotero ni demagógico, lo cual es muy de agradecer. Rambo vive retirado pero vuelve al campo de batalla para salvar a unos misioneros secuestrados en Birmania. Poco más hay en la película salvo acción frenética, acción muy bien llevada por Stallone, que sabe idear, rodar y montar unas escenas verdaderamente brutales (que por momentos son completamente gore) y solventemente emocionantes que no dejan un segundo de respiro al espectador. La película es toda una cascada interminable de espectaculares combates, tiroteos y explosiones que cumple a la perfección su función de divertir, lo cual, como he repetido muchas veces, hoy muchas cintas ya ni consiguen. Además, y contra todo pronóstico, “John Rambo” de amable tiene bien poco: es verdaderamente sangrienta y cruda y contiene momentos muy terribles y muy bien ideados que sorprenden “gratamente”. Los crueles juegos de los militares genocidas resultan aterradores, el exterminio de los misioneros y de su poblado impacta de verdad (está excelentemente montado y posee un gran ritmo), la escena de la violación colectiva con el humo rojo cubriéndolo todo es genial e incluso en el filme llega a tratarse el asunto de los abusos sexuales a los niños. El mismo John Rambo tampoco es el de antes: vuelve a estar desilusionado y hastiado y vuelve a encontrarse perdido en el mundo, por lo que se acerca de nuevo al de la excelente “Acorralado”, al original. Además, y aunque no aparece ya en esta entrega el habitual Coronel Trautman (más que nada porque Richard Crenna, el actor que le dio vida, murió antes de que este filme naciese), los secundarios cumplen papeles de cierto peso y resultan igualmente muy carismáticos, tanto los misioneros como el equipo de mercenarios al que Rambo se une. “John Rambo” es entretenidísima y vibrante y, además, como he dicho, se aleja de mensajes patrioteros y demagogos, por lo cual resulta una joyita del cine de acción tremendamente disfrutable. Para ver sin prejuicios.

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