El Coronel Trautman ha sido hecho prisionero por los rusos en Afganistán, a donde había acudido para suministrar armas a los rebeldes muyahidines. John Rambo, que ahora vive retirado en Tailandia, se infiltra en este país para rescatarle y unirse a los luchadores por la libertad.
El inglés Peter McDonald es un mediocre e impersonal director de cine familiar sin ninguna obra destacada. Su filmografía, con muchas bazofias y algunas secuelas de sagas devaluadas, se compone de la película de acción “Rambo III”, de la comedia “Más pelas”, de la fantástica de aventuras “La Historia Interminable III”, de la nueva película de acción “Soldado de fortuna” y de la nueva comedia “Las aventuras de Super Dave”.
“Rambo III”, considerada la película más violenta de su año, es uno de los más grandes bodrios del cine de acción de la historia, bodrio que está por encima incluso de su ya horripilante anterior entrega. La trama es básicamente la misma, aunque cambia su localización: Rambo y su inseparable Coronel Trautman abandonan las selvas vietnamitas y viajan ahora a la desértica Afganistán para combatir a favor de los oprimidos contra... Adivinen. Claro está: los rusos. Es tremendamente irónico enfrentarse hoy en día a una película con la trama de “Rambo III”: el afgano es un pueblo oprimido, denigrado y marginado pero bondadoso, valiente y luchador que jamás se rinde ante sus enemigos y que da un culto exacerbado al honor, sentimiento que comparten con los mencionados Rambo y Trautman, norteamericanos que se unen a ellos para ayudarles a conseguir su libertad. La Historia da muchas pero que muchas vueltas, y cintas como ésta, de alguna manera, quedan como testimonio (provoquen o no la risa o la indignación en nuestros días) de toda una época y de su visión a través de los ojos del peor Hollywood. Se imaginan lo que contiene “Rambo III”: mucha demagogia (y además barata y simplona), mucho maniqueísmo (como su antecesora), otro mensaje patriotero trasnochado y una exaltación del ejército y de la maravillosa y altruista vida militar y de los Estados Unidos como protectores de la paz y de la justicia mundiales. El resto es acción frenética, bastante aburrida por cierto, cargada de espectacularidad y de brutalidad. Si “Rambo. Acorralado II”, a pesar de ser un notable bodrio argumentalmente hablando, podía por lo menos entretener (si uno era capaz de dejar de lado sus horrendos mensajes), “Rambo III” no logra ni eso: como he comentado, sus escenas de acción son aburridas y en general vulgares y faltas de imaginación y atractivo. Pirotécnica desaforada y poco más es lo que puede ofrecer. “Rambo III” está dedicada al pueblo de Afganistán (es cierto) y es la entrega de las aventuras del mítico personaje de Sylvester Stallone que menos ha recaudado en los USA. Veinte años después llegó a las salas su continuación: “John Rambo”, dirigida por el mismo Stallone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario