viernes, 7 de mayo de 2010

LA ARDILLA ROJA de Julio Médem – 1993 – (“La ardilla roja”)


Jota, ex líder de un grupo de rock ya separado, decide suicidarse arrojándose desde el malecón de su ciudad, San Sebastián. Sin embargo, justo cuando está a punto de hacerlo, divisa un accidente de moto. Jota socorre a la conductora, una chica que parece haberse quedado amnésica... Y, sometido por un impulso que tal vez no comprende aún, decide engañarla y, haciéndole creer que son novios, huir con ella hacia un camping llamado "La Ardilla Roja". Una delirante historia de verdades y mentiras se abre ante ambos... Y ante todos los que tienen un papel importante en sus vidas.

Después de despuntar con la brillante e imaginativa "Vacas", Julio Medem cayó con "La ardilla roja", en mi opinión, en un defecto que ha venido repitiendo a lo largo de su carrera hasta este momento: el de sustentar sus tramas en diálogos antinaturales, barrocos y hasta farragosos que, demasiadas veces vacíos, intentan resultar hondos con calzador; profundos a base de venir envueltos en una poética forzada que no siempre tiene calidad. El argumento de su segundo filme, como el de "Vacas" en parte y como el de muchas de sus obras futuras, es circular y, mientras realiza una crítica de los roles machistas de la sociedad (ejemplificada en el rancio matrimonio de Karra Elejalde y María Barranco) cuestiona estos roles igualmente desde la óptica de los propios protagonistas, unos solventes Nancho Novo y Emma Suárez que viven un juego de manipulación al que termina uniéndose y complementando un también aceptable Carmelo Gómez. Los asuntos habituales del cine de Médem se ponen una vez más sobre la mesa: el amor, la pasión, el sexo, el destino, la relación confusa entre lo real y la mentira, la marginación de la mujer, la soledad o la muerte. Un aura de lirismo natural muy acertada y visualmente imaginativa (Médem siempre lo es) acompañada de un toque de violencia vistosa final lo empapa todo. "La ardilla roja" es una obra irregular: tiene una premisa interesante, un aspecto estético que apunta maneras (se perfeccionó ya en "Tierra" o en "Los amantes del Círculo Polar") y una trama que se sigue con interés que, sin embargo, viene estropeada por los mencionados diálogos artificiales e innecesariamente barrocos, que, demasiado pretenciosos, tratan de decir con retórica barata más de lo que, simplemente, dicen. La segunda película de Julio Medem es una obra curiosa y correcta que no está al nivel de "Vacas" pero que tampoco llega a las increíbles y bochornosas cotas de ridiculez e imbecilidad de las tonterías de "Lucía y el Sexo" o "Caótica Ana".

3 comentarios:

sé de cine dijo...

A mi me encanta Julio Medem, esta no la vi pero disfruté enormemente de Los Amantes del Círculo Polar y de Lucía y el Sexo, quizás Caótica Ana me resultó la más floja..

Dr. Quatermass dijo...

"...increíbles y bochornosas cotas de ridiculez e imbecilidad de las tonterías de...." ¿se trata de descalificar o de argumentar?

La ardilla roja me encanta, la vi en el cine cuando se estrenó. Como todo el cine de Medem es imperfecta, con argumentos rebuscados y cuestionables, pero tiene todo el poder de sugestión que destila su autor, incluyendo "Caotica Ana" y "Lucía y el sexo".

Un saludo!

Cinemagnificus dijo...

Lo declaro: odio a Médem y su cine me parece supersobrevalorado. Especialmente "Lucía y el Sexo" y "Caótica Ana" me parecen horrorosas. Para gustos... XD Pero sé que no coincido con mucha gente jeje.