sábado, 19 de junio de 2010

RETRATOS DE UNA OBSESIÓN de Mark Romanek – 2002 – (“One Hour Photo”)


Sy Parrish trabaja desde hace muchos años como dependiente de una tienda de revelado rápido de fotos situada en unos grandes almacenes. Sy está muy solo: no tiene familia ni amigos y siente envidia de las personas felices a las que revela sus fotografías. Sy está obsesionado con tres de sus clientes más fieles, con la idílica familia que forman Nina, Will y el hijo de nueve años de ambos, Jake. Ellos no lo saben, pero él los vigila y los protege… A su manera. Y no está dispuesto a perderlos por nada del mundo aunque sus vidas comiencen a cambiar radicalmente y a separarse.

El estadounidense Mark Romanek es uno de los directores de videoclips y de anuncios más famosos del panorama actual, director que ha trabajado para grandes como Michael Jackson y su hermana Janet, Madonna, Nine Inch Nails, The The, De La Soul, Keith Richards, Lenny Kravitz, David Bowie, Iggy Pop, REM, Weezer, Eels, Macy Gray, The Wallflowers, Mick Jagger, No Doubt, Audioslave, Red Hot Chilli Peppers, Linkin Park o Coldplay. Únicamente tiene tres filmes dirigidos todavía, por lo que su carrera en este aspecto no puede ser aún plenamente valorada: “Static” y “Retratos de una obsesión”. El tercero de ellos, "Never Let Me Go", está a punto de llegar a las salas.

“Retratos de una obsesión” es la brutal historia de un hombre mediocre, solitario y solo en la vida que, dedicado a revelar fotos desde hace décadas, se obsesiona con la que piensa que es la familia norteamericana perfecta, una familia de padres guapos, jóvenes, inteligentes y ricos con un hijo pequeño, familia de la que él carece, de la que empieza a coleccionar imágenes cotidianas y de la que empieza a saberlo absolutamente todo (más incluso que algunos de sus propios miembros). Robin Williams da vida de manera soberbia a este hombre tierno y triste, violento y reprimido, hastiado de su existencia pero con un minúsculo aliento de esperanza que alimenta con sus constantes sueños de compañía y amistad. El filme, rodado con un estilo sobrio, muy sencillo y pausado pero surcado por descargas de tensión que rompen sin cesar la cotidianeidad que lo impregna todo, es un retrato (su mismo título lo dice) de la obsesión de un psicópata perdido en la inhumana ciudad moderna. Mark Romanek, sin embargo, y contra lo que se puede creer en un principio, no llega a desarrollar la trama de thriller que la cinta promete: no cae en tópicos, ni en retorcidas historias, ni en sangrientos desenlaces. Su psicópata no es un Hannibal Lecter (por poner un ejemplo facilón): su psicópata está solo, solísimo, e intentará salvar a la familia a la que ama (a su manera, por supuesto, pero sin desmadres de ninguna clase en lo que es todo un ejemplo de economía de medios dramáticos y de realismo social limpio, coherente y consecuente). Es muy difícil lograr esto, y Romanek da ejemplo: se aleja de cualquier efectismo para narrar una historia de dignidad. Pocas películas con la premisa de “Retratos de una obsesión” lo consiguen.

1 comentario:

john mcclane dijo...

Pese a que Robin Williams no es un actor al que le tenga mucha estima, este película me pareció bastante más que correcta.

Saludos.