lunes, 28 de junio de 2010

SORGO ROJO de Zhang Yimou – 1988 – (“Hong gao liang”)


La joven y bella Ju’er es vendida por su familia a un fabricante de vino de sorgo viejo y leproso. Es la única manera que una mujer tiene de avanzar en la sociedad: unirse a un hombre rico. En la plantación de éste, su vida, abocada a un futuro de frustraciones sentimentales, cambia: se enamora de uno de los empleados de su marido. El tiempo pasa y el viejo muere, y Ju’er toma, junto a sus trabajadores, las riendas de la empresa. Llegan tiempos felices, pero, muy pronto, estalla la guerra y los japoneses invaden China...

“Sorgo Rojo” fue el debut de Zhang Yimou como director, un debut que le lanzó a la fama instantánea tanto en su país, China, como en occidente. Ciertamente, tuvo una gran suerte: pocos cineastas orientales acceden al reconocimiento en el para ellos habitualmente difícil mercado occidental nada más empezar su carrera. La historia de cómo “Sorgo Rojo” llegó a este estatus es curiosa: expuesta en el Festival de Cine de Berlín, muy pocas personas quisieron entrar a la sala en la que se proyectaba a causa de sus prejuicios hacia el cine oriental, un cine del que conocía muy poco (aparte de los clásicos maestros japoneses Kurosawa, Mizoguchi y Ozu) y que era tachado por muchos ignorantes de aburrido y de frío. Este cine no estaba tan extendido entonces, y una película china de un director desconocido y debutante no era un plato especialmente suculento. Al arrancar la historia, con la escena de la cabalgata, muchos abandonaron la sala (incluso algunos críticos). Los que se quedaron no se arrepintieron. “Sorgo Rojo” ganó el Oso de Oro, y desde allí su recorrido por los festivales de Europa y los USA fue fulminante. Fue el filme que abrió las puertas a los directores de la Quinta Generación china, la más famosa de todas fuera de sus fronteras. Llegaron poco después a circuitos más abiertos las películas de Chen Kaige, el otro integrante de este grupo más difundido, y las de el resto de los miembros, por desgracia más olvidados (con algunas películas ni siquiera expuestas fuera de China y que no están localizables ni en Internet, lo cual es realmente triste): Tian Zhuangzhuang, Huang Jianxin, Wu Tianming y Wu Ziniu. En “Sorgo Rojo”, como en las posteriores y también magistrales “Ju Dou, semilla de crisantemo” y “La linterna roja”, encontramos ya todas las constantes del cine de su autor. La historia está ambientada en los años treinta y cuarenta, aunque, haciendo gala de un sutil posibilismo, está llena de referencias a su tiempo, fórmula muy utilizada por Yimou ante la censura imperante en China (fórmula que también usaba mucho el mencionado Kenji Mizoguchi). El asunto central vuelve a ser la marginación de la mujer en una sociedad machista, hipócrita y represiva. Gong Li da vida maravillosamente, en uno de sus primeros papeles, a una joven que es vendida por su familia a un rico fabricante de vino de sorgo enfermo de lepra y viejo. En su plantación, se "enamora" de uno de los porteadores de su marido, y surge el romance oculto cada vez menos oculto que los redime a ambos. En esta misma plantación, la joven, su amante, el hijo de ambos y el resto de los trabajadores, viven dos décadas tras la muerte del viejo dueño en extrañas circunstancias… Estas décadas culminan con la invasión japonesa de China durante la Segunda Guerra Mundial. La película, retratada con un lirismo delicado y, a veces, con una tremenda brutalidad, recorre las vidas de todos estos personajes por medio de la voz en off del nieto de los protagonistas lanzando una mirada aguda a la historia reciente y actual del país: hay ataques velados a las tradiciones ancestrales pero absurdas que oprimen a las personas, al clasismo de la sociedad, al papel secundario impuesto a la mujer y a la invasión de los japoneses -este ataque ya nada velado-, que se creyeron superiores al resto del continente asiático (violentísimas algunas escenas de este tramo del filme). Los encuadres son bellísimos, acentuados por la narrativa pausada y poética. Los colores son un protagonista más, como siempre ocurriría ya en la obra de Yimou: expresan los estados de ánimo y, aquí, representan la calidez, la pasión y a la vez la esperanza que emana de la tierra. El vino de sorgo, rojo sangre, representa esta esperanza. “Sorgo Rojo” fue el comienzo de una época de expansión para el entonces ignorado cine chino.

2 comentarios:

Lucifer, Becario del Mal dijo...

..y eso en la época en que los críticos aún acudían a los festivales y hasta entraban en la sala.

Luis Cifer dijo...

Yimou es uno de mis directores favoritos, su primera época es genial. Luego se perdió algo con los dramas épicos chinos con cientos de soldados volando por los cielos, pero esperemos que vuelva otra vez a su cine intimista.