miércoles, 15 de julio de 2009

BEN-HUR de William Wyler – 1959 – (“Ben-Hur”)


Imperio Romano. Reinado de Octavio Augusto. Judá Ben-Hur, noble judío de la ocupada Jerusalén, ha atentado contra la vida del nuevo gobernador romano de la ciudad por un error fatal: sin querer deslizó un ladrillo suelto del tejado de su palacio que fue a golpearle en la cabeza. Condenado a ser un esclavo y, como los peores criminales, a remar de por vida en las galeras, Ben-Hur pide ayuda al tribuno romano Messala, su mejor amigo... Que le niega esta ayuda y lo abandona a su injusto castigo. Ben-Hur, presa de la desesperación y de la rabia, jura volver a Jerusalén algún día para vengarse. Y años después vuelve, en efecto, a su tierra. Y vuelve desde la misma Roma convertido en un patricio rico e influyente.

Sobrino del productor Carl Laemmle, William Wyler entró por recomendación suya a trabajar en la Universal como técnico publicitario, labor que ejerció hasta pasar, progresivamente, a ayudante de montaje, a director de cortometrajes y a director de largometrajes en la época muda. Muy pronto destacó como uno de los mejores cineastas de su generación. Autor todoterreno como pocos, vivió el tránsito del cine silente al sonoro sin decaer y tocó todo tipo de géneros y en todos destacó. Con gran dominio del ritmo y del montaje, sería un maestro del espectáculo visual, aunque sin dejar el fondo de sus obras de lado (sería un genial retratista psicológico del hombre y de la mujer, además de gran director de actores y sobre todo de actrices). Soberbio adaptador literario, nos dejó innumerables obras cumbre del séptimo arte de todo tipo, especialmente dramas, como son “Callejón sin salida”, “Jezabel”, “Cumbres borrascosas”, “La carta”, “La loba”, “La señora Míniver”, “Los mejores años de nuestra vida”, “La heredera”, “La gran prueba”, “La calumnia” y “El coleccionista”; aunque también rodó thrillers como “Caballero y dragón”, “Brigada 21” y “Horas desesperadas”, westerns como “El forastero” y “Horizontes de grandeza”, comedias como “Vacaciones en Roma” y “Como robar un millón y…”, musicales como “Funny Girl” o filmes de aventuras históricos/bíblicos como el comentado “Ben-Hur”. Acusado de férreo academicista, de superficial, de impersonal, de “comercial” y de preocuparse únicamente de la visualidad de sus películas, al igual que Cecil B. De Mille, lo cierto es que William Wyler tocó en numerosas ocasiones temas sociales mostrando claramente los lados más oscuros y los fracasos del sueño americano o la hipocresía de la sociedad de su tiempo, algo que muy pocos recuerdan. Se observa en “Jezabel”, en “Los mejores años de nuestra vida”, en “Dead end”, en “La calumnia”, en “Desengaño”… Injustamente criticado en su tiempo, nadie duda hoy que sea uno de los grandes directores del Hollywood dorado.

Obra épica cumbre de la época, amada y odiaba a partes iguales, “Ben-Hur”, basada en la novela homónima profundamente cristiana de Lewis Wallace, del siglo XIX, se erige como una de las mejores películas de aventuras históricas de todos los tiempos. Concebida para salvar a la MGM de un serio aprieto financiero, pues se encontraba al borde de la bancarrota, la película que nos ocupa batió récords de taquilla y levantó aún más si cabe a su protagonista, el gran Charlton Heston, a la idolatría (habia ya protagonizado maravillas como “Los Diez Mandamientos”, “Horizontes de grandeza” o”Sed de mal”). Más de tres horas de metraje emplea William Wyler para recrear una inolvidable trama de violencia y de brutalidad y de amistades rotas, traiciones, venganzas, amor, perdón, redención, viajes interiores y exteriores y conspiraciones en la Antigua Roma que está a punto de ver nacer al cristianismo, una de las épocas más apasionantes de la vida de la humanidad, época que viene recreada a la perfección y con todo lujo de detalles gracias a la excesiva producción que llevó a cabo el equipo del filme (que recibió numerosas críticas en su momento) y que hizo posibles unos escenarios colosales y llenos de realismo, una fotografía de ensueño, un vestuario rico como pocos, trescientos cincuenta actores con diálogo propio, más de cincuenta mil extras y unas escenas de acción soberbias entre las que destaca la de la legendaria y mil veces referenciada, homenajeada, parodiada e imitada carrera de cuádrigas en el hipódromo, que costó un millón de dólares en planificación. Nominada para doce Óscars, “Ben-Hur” batió un récord en su día ganando todas las nominaciones excepto una, récord que sólo igualó “Titanic” de James Cameron en 1999, cuatro décadas después. Con un guión que llegó a tener cuarenta versiones distintas, este genial espectáculo visual y narrativo es, como otros tantos de su momento, un claro panfleto de propaganda cristiana, como lo era ya la novela de Lewis Wallace, panfleto que no por ello deja de deslizar una sugerente y discutida historia de amor homosexual entre el propio Ben Hur y su amigo, el traidor Messala (un genial Stephen Boyd).

1 comentario:

Alhy dijo...

Para no ser original, diré que con esta peli siento ambivalencia pura y dura, como con Mr Heston (bueno, no, con Heston la cosa tira mas hacia el odio que al amor). Recuerdo que una de las primeras cosas que me dijiste era que olvidara al Charlton Heston personality y me centrara en su faceta de actor, ya que había hecho peliculones. Estoy de acuerdo, pero es que algunas de sus caras y gestos... y esa forma de besar :S

Me acabo de acordar de que en un capitulo de las Gilmore Girls (se que las series no te entusiasman, pero esta es mi debilidad)Lorelai a la pregunta de "¿como se comporta tu madre con el servicio?" contestó "¿has visto la escena de los remeros en Ben Hur?". ¡Jajajaja! ¡Yo de mayor quiero ser como ella, jorl!

Come va tutto? Yo ya tengo toda la ropa bodil por fin. ¡Que peso se me ha quitado de encima!

Kisses idos de pinza ***

Pd: como me gusta leer que das pasos veganiles, nene :D