sábado, 18 de julio de 2009

DARK CITY de Alex Proyas – 1998 - (“Dark City”)


John Murdoch se despierta en la bañera del cuartucho de un mugriento y viejo hotel. Es de noche y no recuerda nada de su vida anterior, salvo escenas aisladas de algún lugar paradisíaco que no termina de recomponer en su mente. Pronto, descubre algo terrible: la policía le persigue porque le creen el autor de una serie de horrendos asesinatos de prostitutas. John, huyendo de ellos, va a hacer un terrible descubrimiento que va a cambiar radicalmente su concepción del mundo... Y la de todos los que le rodean.

El australiano Alex Proyas inició su andadura en los largometrajes a finales de la década de los ochenta y se destacó como una de las nuevas promesas del cine fantástico en la de los noventa con las excelentes “El Cuervo” y “Dark City”. Su estilo bebe esencialmente del videoclip (comenzó su carrera en este campo), aunque siempre se presenta depurado y nunca abusivo en el aspecto de los efectismos. Retratista de mundos oscuros de reminiscencias góticas o de futuros desoladores, es un gran creador de ambientes oníricos cargados de influencias estéticas de todo tipo (especialmente negras, ciberpunks y expresionistas). Sus personajes, héroes a su pesar atormentados, se enfrentan a entornos y a fuerzas hostiles a las que tienen que vencer haciendo uso de su humanidad, de sus méritos y defectos. Alex Proyas es muy poco prolífico: ha rodado tan sólo seis películas en casi veinte años. Debutó con la aventura post-apocalíptica de tono surrealista “Spirits of the Air, Gremlins of the Clouds”, tras la que llegó la clásica “El Cuervo” (famosísima por la extrañísima y discutida muerte de su protagonista, Brandon Lee, durante el rodaje) y su mejor obra: “Dark City”. Sus siguientes cintas fueron el retrato generacional musical “Días de garage” (en la que abandonó momentáneamente el registro fantástico), la en mi opinión floja adaptación de la obra de Isaac Asimov “Yo, Robot” y la por desgracia fallida y finalmente horrenda "Señales del futuro". En los últimos tiempos la corta filmografía de Alex Proyas se ha ido, poco a poco, tornando verdaderamente irregular. Esperemos que no continúe así este director de cine fantástico tan prometedor en la década de los noventa.

Estrenada un año antes que “Matrix”, “Dark City” propone un universo similar al del gobierno de las máquinas de los hermanos Wachowski en el que una suerte de joven elegido, junto a diversos compañeros, le planta a cara a los titiriteros que dominan a la raza humana, a la que tienen sumida en una realidad falsa con reminiscencias del Mito de la Caverna de Platón. “Dark City” es una obra maestra del cine fantástico que en su día supo plantear una trama interesantísima y muy innovadora argumentalmente que, sin embargo, fue ensombrecida por la de la mencionada “Matrix”, muy superior en cuanto a efectos especiales (revolucionaria) y mucho mejor promocionada. Hoy, sin embargo, es ya una obra de culto que todavía sigue planteando polémicas en lo referido a la originalidad de su propuesta (aún existen muchos que denigran a “Matrix” comparándola con “Dark City” y viceversa). Dejando a un lado este asunto, hay que felicitar el espléndido trabajo de Alex Proyas en la que es su obra cumbre hasta la fecha, obra en la que narra una espléndida historia de arranque negro que divaga lanzando preguntas sin cesar sobre la realidad y la ficción, la búsqueda de la identidad individual y colectiva, la memoria y sus trampas, la humanidad y su idiosincracia y la constitución de los seres humanos como una suma de recuerdos o como seres independientes de ellos, diferenciándose de “Matrix” en que deja a un lado el aspecto de la realidad virtual, ya que lo tecnológico aparece en en “Dark City” claramente desplazado a favor de lo puramente fantástico. El estilo estético del filme es genial, presentando una sombría ambientación onírica y unos retorcidos escenarios que beben del ciberpunk, del cine negro clásico, del expresionismo y de lo gótico y unos villanos inolvidables con una cierta aura de “Nosferatu”. Mientras, los efectos especiales cumplen de sobremanera, así como las actuaciones de sus protagonistas, Rufus Sewell, Jennifer Connelly, William Hurt y Kiefer Sutherland. “Dark City” ocupa hoy por suerte el lugar de culto que le corresponde, el de una de las grandes películas fantásticas de la década de los noventa.

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