En el futuro la gran mayoría de los humanos viven sus vidas desde sus propias casas conectados a los llamados Sustitutos, unos androides de cuerpo perfecto que se comercializan en todas partes y que permiten llevar una existencia de absoluta seguridad y de placer total (si un Sustituto “muere”, el “huésped” sólo ha de cambiar de robot y continuar su vida como si nada hubiese ocurrido). Las guerras y los problemas sociales han terminado prácticamente en todo el planeta gracias a los Sustitutos. Sin embargo, estos androides también han sumido a casi toda la humanidad en un ambiente en el que ya no distinguen lo real de lo imaginario y en el que sus identidades se diluyen en un mar de perfección fría y sin alma. Algo va a empezar, sin embargo, a cambiar... Alguien va a empezar a asesinar a Sustitutos con un sistema mediante el cual el huésped también muere. El agente Greer, del FBI, va a ser el encargado de desvelar este misterio. Él no lo sabe, pero su concepción de la vida está también a punto de dar un giro decisivo gracias a su nuevo caso.
Autor de cómics además de cineasta (creador de la serie “The Megas”), Jonathan Mostow es un artesano aceptable que, a pesar de no desarrollar en sus obras mucha personalidad, entrega productos entretenidos. Su filmografía se compone de la road movie de terror “Breakdown”, del filme bélico de submarinos “U-571”, de la horrenda tercera entrega “Terminator III: La rebelión de las máquinas” (en mi opinión la peor de toda la saga del androide que creó James Cameron) y del comentado thriller de ciencia ficción “Los sustitutos”.
Basada en una novela gráfica de Robert Venditti, “Los sustitutos” es un filme que, tremendamente prometedor en sus inicios y tremendamente sugestivo en su trama principal, falla en lo que es el desarrollo del conjunto tristemente para terminar resultando un simple thriller aceptable presa de un pulido demasiado leve de todo lo que inicialmente propone desplegar. En un futuro no demasiado lejano, casi todas las personas de la Tierra tienen un sustituto: un androide con un cuerpo perfecto elegido por ellos mismos (se comercializan en todas partes y son accesibles a todas las clases sociales) al que se conectan desde su propia casa y con el que llevan una vida diaria sin peligros de ningún tipo (si el sustituto “muere” al “huésped” no le ocurre absolutamente nada, sólo tiene que cambiar de robot) y entregada en todos los aspectos al placer. Estos sustitutos, originalmente creados para solucionar la vida de los discapacitados físicos, lo cual lograron, han acabado con las guerras y con muchísimos problemas sociales mientras que, como contrapartida, han sumido a casi toda la humanidad en un ambiente en el que ya no distinguen lo real de lo imaginario y en el que sus identidades se diluyen en un mar de perfección fría y sin alma. En este contexto, también han surgido los esperados humanos anti robots que reivindican cuerpos 100% biológicos (un poco tópicos y con lider hippie con rastas, como no) y una esperada trama criminal: alguien está asesinado a sustitutos y, los “huéspedes” que los ocupan, misteriosamente, también mueren con sus cuerpos falsos. Todo lo prometedor que presenta el inicio del filme (que es muchísimo y muy abierto a interpretaciones de todo tipo) termina sin desarrollarse con todas sus consecuencias, especialmente porque la cinta dura unos escasísimos ochenta y ocho minutos. Mucho queda en el tintero, muchas reflexiones interesantes sobre la verdad y la mentira, sobre la realidad y los sueños, sobre la identidad y su búsqueda en el mundo moderno, sobre el avance casi imparable de la ciencia y de la tecnología, sobre la deshumanización, sobre la huída hacia el hedonismo de las vidas vacías y sin sentido o sobre la imagen que los humanos tenemos y la que verdaderamente proyectamos. “Los sustitutos”, protagonizada por unos eficientes Bruce Willis, Radha Mitchell, Ving Rahmes y Rosamund Pike, es una película correcta en todos los aspectos, con una buena ambientación, con unas buenas escenas de acción (la persecución en la comuna biológica está muy bien trazada y con la espectacularidad justa) y con unos geniales efectos especiales (los actores rejuvenecidos conscientemente como si se tratase de muñecos y muñecas “barbies” kitsch –el diseño de Willis con su flequillo rubio es inolvidable- son lo mejor), pero deja muchísimas posibilidades por explotar, y es una pena, porque su argumento base es originalísimo y lleno de salidas.
6 comentarios:
Coincido con lo que comentas, una película correcta que plantea temas interesantes y actuales.
¡Saludos!
Yo no he visto la peli y creo que tardaré en verla, ya que las críticas que está recibiendo no son demasiado buenas, y es una pena, porque la novela gráfica en la que se basa es muy recomendable, sugerente e interesante.
Saludos
Joer, vaya jarro de agua fria que me das, con las ganas que tenia de ver esta pelil. Bueno otra vez sera.....
Saludos!
yo la tengo prevista, me parecia interesante, pero no sabia tantos detalles como nos comenta.
Me ha recordado a "Almas de metal" del 73, que interpretó Yul Brynner. Cuando la vi era muy pequeño, pero la tengo fresca aún.
(si no la ha visto se la recomiendo)
Esta la veré, tengo ganas de entretenimiento.
Saludos!.
Vaya, qué pena si no es uan gran película. Prometía mucho, muchísimo.
Te enlazo esta visión y las de Tarantino.
Saludos!.
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