Han pasado muchísimos años desde que una gran catástrofe olvidada sumiera al mundo en la oscuridad. Ahora, todo parece resurgir de las cenizas. Sin embargo, un hechicero oscuro ha encontrado restos de una antigua ideología extremista y los está utilizando para dominar a los seres más débiles y para sumir a su tierra en el terror. Sólo un grupo de héroes, liderados por un hechicero bondadoso, van a plantarle cara.
El norteamericano de origen ruso Ralph Bakshi es, a pesar de estar hoy muy injustamente olvidado, uno de los grandes nombres del cine de animación y uno de los pioneros en reivindicar el “género” como un género adulto (en occidente lo hizo además antes de apertura que supuso la invasión del manga japonés). Fue en su tiempo, también, un más que notable experimentador que mezcló con su estilo tradicional toda clase de técnicas que en su momento resultaron muy innovadoras, a pesar de que algunas de ellas ya habían sido utilizadas: la animación clásica se da la mano en sus películas con imágenes reales en las que los dibujos se integran o que se transforman en los propios dibujos, con noticiarios, con fotos en color combinadas con fotos en blanco y negro, con imágenes ralentizadas o con fragmentos de filmes antiguos. Autor marginal y fieramente independiente, presentó un grupo de filmes en los que se trataban sin ningún tapujo asuntos como el sexo, la violencia, las drogas, la marginalidad, la criminalidad o la religión desde una óptica ácida y brutal que critica sin ninguna piedad a la sociedad norteamericana (y de más allá) contemporánea. Sus historias oscuras, exuberantes, ambiguas, cargadas de morbo y a veces incluso sangrientas, le convirtieron en un cineasta de culto. Trató toda clase de géneros, aunque especialmente se prodigó en el fantástico. En su filmografía, no demasiado amplia, destacan “Fritz, el gato”, basada en la sulfúrica obra de uno de los reyes del comic underground: Robert Crumb; “Heavy Traffic”, “Street fight”, la comentada “Los hechiceros de la guerra”, la primera versión para la gran pantalla de la obra de Tolkien “El Señor de los Anillos”, “American Pop”, “Hey Good Lookin”, “Tygra: hielo y fuego” y “Cool World”. Como he comentado, Ralph Bakshi, inactivo desde hace ya más de una década tras los fracasos de la fallida “El Señor de los Anillos” y de “Cool World”, que fue eclipsada por “¿Quién engañó a Roger Rabitt?”, permanece hoy bastante olvidado. Vuelva o no vuelva a dirigir, es un autor que hay que revalorizar con urgencia.
“Los hechiceros de la guerra” es una de las películas más personales, controvertidas e importantes de la filmografía de Ralph Bakshi. En ella el genial animador regala una aventura fantástica clásica que bebe del estilo de “El Señor de los Anillos” (que él mismo adaptaría un año más tarde) ambientada en un mundo mágico de aire post-apocalíptico que le sirve para realizar una alegoría crítica sobre el nazismo y la Segunda Guera Mundial y sobre las ideologías extremistas. El conflicto es el habitual: unos pocos grandes héroes deciden enfrentarse a la tiranía de un señor oscuro que ha sumido a su tierra en el terror. Estos héroes realizan el habitual viaje hacia su guarida, viaje que es, además de exterior, interior, por lo que han de enfrentarse a sus propios miedos. El argumento lo hemos visto miles de veces, pero nunca antes pasado por el filtro particular de Bakshi: con una estética que bebe de diversas fuentes (desde los cuentos clásicos hasta los comics futuristas – la sombra de Moebius es alargada - o las formas psicodélicas), se presenta un lugar poblado por criaturas sorprendentes y azotado por la injusticia en el que la violencia que lo domina todo aparece mostrada sin tabúes: las fuerzas represoras disparan contra cualquiera que les lleve la contraria, los inocentes son masacrados u oprimidos en todas partes, los monstruos devoran carne judía sobre símbolos nazis (una de las escenas más sorprendentes) e incluso, en los inicios del filme, queda sugerida una violación colectiva. Por otro lado, el humor es irónico y, en muchas ocasiones, poderosamente sexual, mientras que los personajes, bastante ambiguos algunos de ellos, resultan sexys y muestran sin tapujos sus depravaciones (los villanos) y sus puntos oscuros (los héroes). La animación, que mezcla una gran variedad de técnicas, es, por otra parte, una delicia de fluidez, de colorido, de originalidad y de buen hacer. “Los hechiceros de la guerra” es una película de dibujos animados que, como todas las de su creador, escandalizó en su día y que aún hoy no deja indiferente.
2 comentarios:
Perdonad si no os firmo ultimamente, estoy haciendo un curso de ingles en Irlanda y no tengo mucho tiempo (estoy actualizando con material que ya tengo escrito). En Diciembre vuelvo a Espanha y volvere a firmar mas a menudo, I promise :)
La tengo pendiente, como varias de Ralph Bakshi, del que también haré alguna crítica próximamente, o más bien dicho, algún día...tengo tantas pendientes... Un saludo!
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